domingo, 17 de febrero de 2013

Rommel en la Primera Guerra Mundial


Rommel en la Primera Guerra Mundial



En los dos años que transcurren desde su nombramiento como teniente (Leutnant) hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, Rommel se dedica principalmente a tareas de instrucción de tropa, actuando como jefe de sección. Destaca especialmente por su entusiasmo, su capacidad didáctica y su total seriedad. No fuma, no bebe, no asiste a bailes ni locales de alterne y (posiblemente por considerarse comprometido) no se le conoce ni una sola relación sentimental más que con su adorada Lucie (exceptuando la supuesta con Walburga). Sus compañeros durante dicho periodo le recuerdan como un joven oficial sociable, pero reservado, con mayor tendencia a escuchar que a hablar, pero muy independiente a nivel intelectual.

En marzo de 1914 es destinado como jefe de sección, en un programa de intercambio interarmas, a una de las baterías del 49 regimiento de artillería, estacionado en Ulm. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, recibe orden de volver a su regimiento el 31 de julio de 1914, y se pone en marcha unos días después hacia la frontera francesa.

Primeras acciones: Francia, 1914–1915
Su regimiento estaba adscrito al XIII Cuerpo de Wurtemberg, bajo el mando del general von Fabek. Este cuerpo formaba parte del 5º Ejército alemán, cuya misión era actuar como el extremo interior del "rodillo" que el Plan Schlieffen esperaba lanzar sobre Bélgica y los Países Bajos. La zona de acción del regimiento de Rommel era justo enfrente de las Ardenas meridionales. Éstas son algunas de sus acciones en dicho frente, extraídas principalmente de su libro de memorias:

Su primera acción de guerra fue en las cercanías de Longwy, en la frontera franco-belga. El día 22 de agosto de 1914 su sección ocupa su posición en el frente. Rommel, después de casi 24 horas a caballo actuando como oficial de enlace, sale de exploración acompañado por dos soldados y un suboficial. Localiza a un grupo de entre quince y veinte soldados franceses acampados a cierta distancia de sus propias posiciones. Decide aprovechar la sorpresa y abre fuego contra ellos junto a sus tres acompañantes. Se retira en cuanto empiezan a recibir disparos de vuelta, dejando muertos o heridos a unos diez franceses, sin bajas propias.

El 24 de septiembre, mientras actúa como enlace en solitario, se da de bruces con una patrulla francesa de cinco soldados. Abre fuego contra ellos, sin dudarlo, y abate a dos antes de que se le acabe la munición. En lugar de pararse a recargar, carga a la bayoneta contra los tres restantes, poniéndolos en fuga, aunque sufriendo una herida de bala en el muslo. Por esta acción recibió la Cruz de Hierro de segunda clase, y más tarde escribiría en sus memorias una célebre frase: "En combate cercano, la victoria es del que tiene una bala más en el cargador"

El 29 de enero de 1915 se infiltra de madrugada con toda su sección tras las líneas francesas, aprovechando un tramo desenfilado de alambrada que ha descubierto en una de sus salidas de exploración. Consigue capturar cuatro casamatas francesas en un asalto por sorpresa, y procede luego a defenderlas durante todo el día contra los continuos intentos de contraataque por parte de un batallón francés. Pierde una de las casamatas, pero la recupera en una nueva carga a la bayoneta por sorpresa. 

Al final del día, cuando se hace evidente que ninguna otra unidad de su batallón está aprovechando la brecha abierta, ordena la retirada. Toda la operación le costó tan sólo doce bajas entre muertos y heridos. A raíz de ello, recibió una severa reprimenda de su oficial en jefe por tomar iniciativas temerarias en el campo de batalla, y fue más tarde premiado con la Cruz de Hierro de primera clase.

En octubre de 1915 Rommel fue ascendido a Oberleutnant (Teniente 1º) y trasladado al recientemente creado WGB (Würtembergische Gebirgsbataillon), en el que recibió el mando de una compañía. Pasó casi un año sin más actividad, estacionado en los Vosgos, durante el cual se casó con Lucie. No llegó a vivir los peores momentos de la guerra de posiciones en Francia, pero ya mostraba una gran independencia en la toma de decisiones. 

Aunque se haría famoso (sobre todo posteriormente) por sus arriesgadas y veloces acciones, en este periodo muestra un enorme interés por las fortificaciones y atrincheramientos, obligando a sus hombres a cavar trincheras tan pronto como se estacionaban en alguna parte. Entendía (y así lo recogió en sus memorias) que esa era la única forma en que la infantería en posición estática podía sustraerse al efecto de la artillería. Su sección tuvo la menor cantidad de muertos y heridos de su regimiento en todo ese periodo.

Guerra de movimiento: Rumania, 1916–1917
El 27 de agosto de 1916, Rumania declaró la guerra a las potencias centrales. El WGB fue trasladado a dicho frente, integrado en el Alpenkorps. El WGB no era un batallón tradicional; estaba formado por seis compañías de fusileros en lugar de cuatro, más seis compañías de ametralladoras. Al ser una unidad puramente de montaña, se esperaba de sus mandos que pudiera operar independientemente si la situación lo requería, y tenía una formación muy flexible: normalmente no combatía como una sola unidad cohesionada, sino que era dividida en dos o más grupos tácticos independientes (Abteilungen) según las circunstancias. Era el destino ideal para Rommel, que se encontró casi desde el principio al mando de grupos independientes, a veces sólo su propia compañía, a veces varias, en alguna ocasión incluso controlando todo el batallón.

El ejército rumano intentó casi siempre una defensa estática, ubicando posiciones fortificadas en lo alto de cimas abruptas, o cerrando pasos de montaña. La respuesta más empleada por Rommel consistía en infiltrarse tras las líneas rumanas con sus fuerzas, aprovechando repechos y desenfiladas, y tendiendo una línea telefónica de campaña tras de sí. Si conseguía pasar inadvertido, lanzaba un ataque por sorpresa al amanecer, a veces coordinado con fuego de cañón o de ametralladora. Una vez tras las líneas, nunca dudaba en atacar, sin importarle la inferioridad numérica: afirmaba que la sorpresa y el efecto psicológico de encontrar al enemigo en zonas consideradas seguras requería de las tropas una gran moral y calidad para reponerse y plantar cara de forma efectiva, calidad que no creía existiera en el caso de los rumanos.

Ejemplo de lo acertado de su planteamiento es la captura y posterior defensa del conjunto de posiciones fortificadas alrededor del monte Cosna, del 10 de agosto hasta el 18 de agosto de 1917. Para dicha acción, Rommel recibió el mando de tres de las compañías de fusileros y dos de las de ametralladoras. Durante el asalto inicial del día 10 recibió un balazo en el antebrazo izquierdo, a pesar del cual se mantuvo al mando de su grupo de batalla hasta que los rumanos cesaron en sus intentos de contraataque. Los días 19 y 20, con el enemigo detenido y ya totalmente extenuados Rommel y sus hombres, se lanzaron al asalto de las últimas posiciones rumanas, capturándolas, y el grupo de batalla fue relevado.

Italia, 1917–1918
Rommel se estrenó en el frente italiano el 26 de octubre de 1917 en la Batalla de Caporetto (conocida por los alemanes como 12ª batalla del Isonzo), en la que tuvo un papel muy destacado. Su batallón fue asignado como unidad de reserva para apoyar una penetración realizada por dos batallones bávaros. Sin embargo, el asalto pronto quedó atascado frente a las líneas italianas. Rommel, con dos compañías, se infiltró tras las líneas cruzando el Isonzo y tomó a la bayoneta las posiciones de una batería italiana. En los combates subsiguientes, Rommel mandó aviso a su comandante de batallón, Sprösser, junto con más de mil prisioneros italianos, alertando de que había conseguido romper las líneas.

Al recibir la noticia, su comandante le envió cuatro compañías más con la orden de sostener la brecha. Rommel, con seis compañías bajo su mando, prosiguió su infiltración en territorio italiano, emboscando en la carretera hacia el Monte Matajur una columna de refresco. Sorprendidos totalmente, los italianos no ofrecieron apenas resistencia, siendo capturados unos 2.000 hombres y 50 oficiales de la 4ª brigada de Bersaglieri, con todo su armamento e impedimenta.

Gratamente sorprendido por la falta de combatividad italiana al ser pillados desprevenidos, Rommel decidió proseguir el avance con algo menos de una compañía, a marchas forzadas durante el resto del día y de la noche. Al amanecer del día 29, localizó un enorme campamento de la brigada Salerno. Junto con dos oficiales y algunos soldados, se plantó en el centro del campamento informando a los italianos de que estaban totalmente rodeados y tenían 15 minutos para rendirse. Sorprendidos y atónitos, los oficiales italianos no se dieron cuenta del farol y se rindieron, aumentando la lista de prisioneros en 1.500 hombres y otra cincuentena de oficiales.

Cuando Rommel finalmente escaló el monte Matajur y lanzó las bengalas acordadas para señalar su avance con éxito, llevaba junto con sus exhaustas tropas más de 50 horas de actividad ininterrumpida, marchando a lo largo de más de 19 km a vuelo de pájaro en un terreno montañoso, capturando en el proceso unos 150 oficiales, 9.000 hombres y 81 cañones de distinto calibre, con apenas bajas propias. Cinco regimientos italianos al completo fueron borrados del orden de batalla por una fuerza que nunca llegó a sumar más de seis compañías. Este tremendo éxito le supuso la concesión de la más alta condecoración prusiana, la codiciada Pour le Mérite, y el ascenso a capitán.

Asombrado en extremo por la baja moral de los italianos, empezó una furiosa persecución de las fuerzas puestas en fuga. Cruzó las heladas aguas del Piave apenas unos días después junto con seis hombres, en plena noche, y con esas ridículas fuerzas atacó Longarone, obligando a rendirse a la numerosa guarnición. Una vez hubo cruzado el resto de su grupo táctico, consiguió nuevos éxitos en la zona de Longarone, repeliendo un último y desesperado ataque nocturno por parte de los italianos, en el que estuvo a punto de ser arrollado y hecho prisionero. El 31 de diciembre de 1917, Rommel recibió un nuevo destino, ayudante de campo en un estado mayor (General Kommando 64). Para su tremendo disgusto, pasó el resto de la guerra en funciones administrativas.