sábado, 9 de septiembre de 2017

La "mítica muerte" de Julius Hirsch

La "mítica muerte" de Julius Hirsch 

Julius Hirsch fue uno de los mejores futbolistas alemanes de principios del Siglo XX. Llevó al Karlsruher a proclamarse campeón de la competición germana. Fue internacional y uno de los jugadores más importantes de la selección alemana. Su potentísimo disparo y su entrega en cada balón le convirtieron en un ídolo para toda la afición del país.

Una hazaña nunca repetida

Julius Hirsch nacía en Achern, Baden-Württemberg, el 7 de abril de 1892. Era el séptimo hijo de una familia de comerciantes judíos afincados en el oeste de Alemania. A los 10 años se enroló en la cantera del KFV, uno de los equipos de fútbol de la ciudad de Karlsruher.



A los 17 años llegó al primer quipo, y en 1910 conquistaba el título de campeón de la liga alemana, el único en la historia del club. Ganó también tres ligas del sur de Alemania de manera consecutiva. Formó una temible delantera junto a Fritz Förderer y Gottfried Fuchs. Y un año más, con tan solo 19 años, era convocado por primera vez con la selección absoluta alemana.

Con la Manschaft llegaría a disputar 7 partidos entre 1911 y 1914, sumando cuatro goles.  Puede parecer una cifra escasa, pero hay que tener en cuenta que entonces las selecciones jugaban muchos menos partidos que ahora y que, de hecho, el futbolista con más partidos con el combinado alemán hasta la Primera Guerra Mundial acumulaba 18 convocatorias.

Su tremendo disparo con la zurda, su velocidad, y su entrega durante los 90 minutos, peleando todos los balones tanto en ataque como en defensa, eran sus mejores armas. Suficientes para ser considerado uno de los mejores futbolistas del país, y todo un ídolo para la afición.

En 1913 firma por el Greuther Furth, dando un salto de calidad en su carrera: en su primer año en Bavaria, se proclama también campeón de liga. También el único título nacional en la historia del club. Era el primer futbolista alemán que conseguía dos ligas con dos clubes diferentes.



Pero al año siguiente le sorprendió la Guerra, truncando, como a tantos otros, su prometedora carrera. Tenía sólo 22 años, dos títulos de liga, unos magníficos registros goleadores, fijo en la selección alemana... y veía cómo le cortaban las alas.

Quizá por defender su país, quizá porque no le quedaba más opción, Hirsch acudió al frente, al este del país. Consiguió salir vivo de la Guerra, incluso con una Cruz de Hierro, aunque no se sabe bien por que se la dieron. Su hermano Leopold,  falleció en combate (Menos mal, sino años después hubiesen dicho que lo hicieron lámpara o jabón)


Regreso al club de su vida

Una vez finalizada la Guerra, Julius Hirsch regresaría al Karlsruher, donde jugaría durante seis años más, continuando con sus magníficos registros goleadores, y ganando con el equipo una nueva liga del sur de Alemania.

En 1925, con 33 años, cuelga las botas. Pero continúa en el club de toda su vida. Como directivo, y como formador de jugadores en la cantera de la que él mismo había formado parte.

Hasta 1933. Momento en que deja el Karlsruher después de que Hitler ordenara que todos los clubes del sur de Alemania debían expulsar a sus miembros de origen judío. Orden que el KFV secundó.

Según afirma el seudohistoriador judío alemán Werner Skrentny en su biografía sobre Hirsch,  Julius Hirsch. Nationalspieler. Hirsch se marchó , no sin antes dejar constancia de su descontento, afirmando que, como él, muchos habían dado todo por la selección alemana, por el fútbol germano, e incluso su propia sangre por el país al combatir en la Primera Guerra Mundial.



Entre el colapso económico que vivía el país, y la nueva legislación "antisemita" , Hirsch comenzó a viajar por toda Europa en busca de dinero. En ocasiones encontró trabajo como entrenador; también participó en la industria textil. (Le quería hacer competencia a Adidas y por eso lo gasearon dirá la mayoría de tontos)

En 1937 encontró un puesto en una compañía de impresión, propiedad de un empresario judío.  (No que los perseguían desde 1933??? )    
De nuevo en Alemania.(Se fue de Alemania y regresó como si nada... extraño, verdad? ) Pero no duraría mucho el negocio. Las cosas para los judíos se habían puesto muy difíciles en casa... O eso afirma la historia oficial. 

La persecución "antisemita" iba de cada vez a más, y a él le tocó el turno en 1943, (Esperaron 10 años para capturarlo y deportarlo) cuando fue deportado al campo de concentración de Auschwitz. Tenía 51 años, nunca nadie volvió a saber nada más de él. (No hay reportes o registros de su llegada, los malvados nazis era muy burócratas en ese sentido, todo lo registraban, y no se ha encontrado nada)


Es realmente desconocido qué sucedió con Julius Hirsch en Auschwitz. (Si es que llegó... Pero a los que siguen a raja tabla la historia oficial es suficiente afirmar que lo gasearon y lo cremaron)
Tal vez algún malvado nazi lo convirtió en jabón... o Julius simplemente escapó con ayuda de algún temible nazi hincha del  Karlsruher FV , además su aspecto y bigote a los Chaplin lo hubiese hecho idóneo para ser doble Hitler...



Su nombre no aparece en los libros del  campo de concentración donde había piscina, biblioteca y canchas de fútbol para los "pobres" prisioneros. 

En 1950 las Cortes Alemanas en manos de magistrados y jueces judío alemanes declararon su muerte el 8 de mayo de 1945 (Lo declararon muerto sin encontrar su cadáver... que tal esos penalistas)  y sus supuestos descendientes cobraron millones por indemnización... Y así continúa el Holocuento del pueblo "elegido" y la "mítica muerte" de Julius Hirsch.

El mejor amigo de Hirsch en los terrenos de juego y compañero en la inolvidable delantera del Karlsruher, el también judío Gottfried Fuchs, logró escapar del Holocausto. Primero se marchó a Inglaterra, y posteriormente a Canadá, donde en 1940 se cambió el nombre a Godfrey Fochs. Consiguió vivir siempre con el fútbol como mejor aliado, y falleció el 25 de febrero de 1972, a los 82 años de edad... Tal vez Julius contó con igual suerte y murió plácidamente de viejito con otro nombre como lo hicieron infinidad de holocuasteados.