Si La Ofensiva Amarillo hubiese sido en Noviembre-Diciembre de 1939...
AUTORIZADA VOZ DE LIDDELL HART
Basil Henry Liddell Hart, inglés, combatió en la Primera Guerra Mundial cuando tenía 20 años de edad. Fue herido en la sangrienta batalla del Somme y luego tuvo oportunidad de presenciar la aparición de la incipiente arma de tanques. Con innato sentido de estrategia concibió que regimientos de tanques podrían operar por sí mismos, adelantándose a la infantería. Pero ni en Inglaterra ni en Francia les pareció que eso fuera factible.
Si esa idea también había surgido en el Ejército alemán, no se sabe con precisión, pero fue la base de la "blitzkrieg" (guerra relámpago), impulsada por Hitler.
Entre la primera y la segunda guerra, el capitán Liddell Hart fue corresponsal del "Times" y luego siguió con gran interés el desarrollo de la Segunda Guerra. Al terminar ésta, se trasladó a Alemania, donde consultó archivos y entrevistó a numerosos generales. Es, pues, un historiador mundialmente reconocido.
Liddell Hart, al igual que otros historiadores excepcionales, no se detiene en los "hechos"; busca los significados y llega a la conclusión de que "se han escrito más tonterías sobre la Segunda Guerra Mundial que sobre cualquier otra... Hitler estuvo muy lejos de ser un estratega estúpido. Más bien dicho, fue uno y muy brillante, y adoleció de las faltas naturales que siempre acompañan a la brillantez.
Tenía un profundo y sutil sentido de la sorpresa, y era un maestro en el aspecto psicológico de la estrategia, el cual desarrolló grandemente. Mucho antes de la guerra había descrito a sus colaboradores cómo iba a ser ejecutada la captura de Noruega, y cómo podían ser maniobrados los franceses fuera de la Línea Maginot.
"La intuición estratégica de Hitler y el cálculo estratégico del Estado Mayor General pudieron haber sido una combinación que pudo haber conquistado todo. En su lugar produjeron un cisma suicida que vino a ser la salvación de sus enemigos." (O sea las potencias aliadas).
Ese frecuente desacuerdo del Estado Mayor y Hitler fue lo que frustró que Francia y el Ejército británico fueran derrotados a fines de 1939, y que eso ocurriera hasta mayo de 1940. La realidad superó sus cálculos, pues el triunfo sobre los ingleses se dio prácticamente en veinte días.
Iniciada la ofensiva el 10 de mayo, el día 30 los británicos ya se estaban reembarcando en Dunkerque, rumbo a Inglaterra, abandonando todo su equipo militar.
Francia siguió combatiendo sola, empeñando todas sus reservas, hasta que capituló el 20 de junio.