OFENSIVA 'AMARILLO', POSIBLE Y DECISIVA. Parte II
Alguien puede preguntarse: ¿Por qué Hitler, siendo dictador, trataba de persuadir al alto mando en vez de someterlo?
Era dictador, pero no tanto. No como Stalin, que al desconfiar del mariscal Tujachevky lo hizo fusilar junto con sus amigos y sus presuntos amigos, desde generales y coroneles hasta mayores y capitanes, en una "purga" que fue calculada en veinte mil ejecuciones. Churchill escribió que "no bajaba de cinco mil". En Alemania no era posible una cosa así, ni mucho menos. Hitler nunca pensó en fusilar a un general, ni siquiera a alguno de los muchos generales enemigos que hizo prisioneros.
El 5 de noviembre el general Brauchitsch le llevó a Hitler datos y cifras recabados por el Estado Mayor, en el sentido de que el Ejército no estaba en buena forma para iniciar la ofensiva sobre Francia. Alegaba que en la campaña de Polonia hubo oficiales que perdieron el control de sus hombres y que se dieron casos de embriaguez y hasta de motines.
Hitler levantó la voz, arrebató de las manos el memorando que el general llevaba y le exigió que identificara las unidades y el lugar donde habían ocurrido tales desórdenes, a fin de ir personalmente a confirmarlos. Von Brauchitsch titubeó, no pudo concretar nada, y visiblemente confundido fue a referirle al general Halder la penosa escena.
Hitler comentó con el general Westphal: "¿Qué clase de generales son estos a los que hay que empujar a la guerra, en lugar de que ellos sean los que lleven la iniciativa?"
Por su parte, Inglaterra ya había tenido tiempo de enviar cinco divisiones (75.000 combatientes) para reforzar a Francia, y preparaba el envío de otras ocho. Francia había movilizado 110 divisiones (1.650.000 soldados) y Bélgica 23 (345.000 soldados)
Von Brauchitsch y Halder pensaron en derrocar a Hitler, pero el general Fromm, jefe de las Fuerzas Domésticas, los disuadió haciéndoles ver que su plan no era viable.
A regañadientes, el Estado Mayor General preparó el plan de la invasión de Francia, pero Hitler dijo que era el mismo que había fracasado en la Primera Guerra Mundial y que no tenía ningún factor sorpresa. En su lugar, Hitler trazó otro plan, según el cual la tenaza del sur sería la que llevara el golpe principal para envolver a los ejércitos aliados. Sobre el particular cambió impresiones con el general Von Manstein, quien estuvo completamente de acuerdo con las razones expuestas por Hitler, y en consecuencia era indispensable colocar los ejércitos alemanes de diferente modo al adoptado por el Estado Mayor General, a cargo del general Halder.
Entretanto, Hitler estuvo a punto de morir en la cervecería de Munich, donde se celebraba una ceremonia conmemorativa. Estalló una bomba minutos después de que él saliera y hubo 8 muertos y 60 heridos en el sitio donde él había hablado. El autor del atentado resultó ser un relojero plenamente identificado como marxista.
"Amarillo", inicialmente fijada para el 12 de noviembre, se pospuso para el 3 de diciembre. Entre los generales prevalecía la idea de que Francia era una potencia de primer orden, con superioridad numérica sobre el Ejército alemán, y que allí no se podría repetir lo de Polonia. El alto mando francés tachaba de incompetente al mando polaco "por haber tratado de defender toda su frontera, en vez de concentrar sus fuerzas en los puntos esenciales," y decía que Francia tenía una estrategia muy diferente.
La alerta del 3 de diciembre también fue pospuesta. El Estado Mayor alegaba que ya Holanda conocía el plan alemán (cosa cierta debido a la traición del almirante Canaris), y que era necesario realizar maniobras para confundir al ejército holandés.
El historiador inglés John Keegan, profesor de historia militar en la Real Academia Militar de Sandhurst, dice que Alemania perdió buenas oportunidades de atacar a Francia a fines de 1939. En estas fechas las tropas británicas aún no estaban preparadas. Y agrega: "Von Leeb, Brauchitsch y Halder trataron de persuadir a Hitler, no una vez, sino varias veces, de que la invasión de una potencia más fuerte como Francia por otra más débil como Alemania, estaba destinada al desastre. Al no poderlo convencer recurrieron a otros medios para retrasar el comienzo de la operación, proponiendo sin ánimo diversos planes y saliendo al paso de propuestas más prometedoras, incluso del propio Hitler, con objeciones técnicas." En suma, Alemania perdía el tiempo manteniéndose a la defensiva después de su victoria en Polonia.
A fines de diciembre las nubes bajas y la niebla impedían que la Luftwaffe diera el planeado apoyo a las fuerzas de tierra, y "Amarillo" quedó aplazada para una fecha no determinada.
Y así, durante el forcejeo de casi tres meses, Hitler perdió la oportunidad de vencer a Francia en 1939. Eso hubiera cambiado el curso de la guerra.
Que Hitler tenía razón se vio claramente cinco meses más tarde, cuando en mayo de 1940 derrotó a los ejércitos de Francia, Inglaterra, Bélgica y Holanda. Un total de 147 divisiones aliadas (2.205.000 combatientes) , vencidas por cien divisiones alemanas (1.500.000 soldados). En noviembre del año anterior hubiera sido más fácil.
¡Y Alemania habría ganado un año!
Sí, un año, porque entonces la ofensiva contra la URSS empezaría en mayo de 1940, no en junio de 1941. En mayo del 40 Stalin no disponía del arsenal de EE.UU. El presidente Roosevelt se enfrentaba a problemas de su reelección y aún no terminaba de movilizar su producción de armas.
En mayo de 1940 la URSS estaba sola.