Las Cámaras de Gas Nazis Que Nunca Existieron Con Las Que Asesinaron a Millones De Inocentes Judíos Y Hasta A Muchos Millones Más
Cámara de gas en el Holocausto
Según la versión de posguerra, escrita por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, las cámaras de gas habrían sido uno de los métodos de homicidio utilizados por el Tercer Reich para el exterminio de judíos y otras minorías durante la contienda bélica. El asesinato sistemático, según esta versión refutada por el revisionismo histórico, habría sido el verdadero plan de la llamada Solución Final lo que posteriormente se conoció como Holocausto.
En la década de los 80s, la investigación conducida por Fred A. Leuchter de las supuestas cámaras de gas de Polonia cuestionó seriamente su uso como cámaras homicidas. Sin embargo, los hallazgos de Leuchter fueron desestimados por el Lobby judío ya que este no poseía la correspondiente licencia de ingeniero. No fue hasta la década de los 90s cuando el licenciado en química Germar Rudolf, a punto de graduarse como doctor, lleva adelante su propia investigación que se conoce bajo el nombre de Informe Rudolf.
Ésta termina por confirmar los hallazgos de Leuchter en el sentido de que las presuntas cámaras de gas de Polonia no fueron utilizadas para el exterminio de la manera descrita por la historia oficial. El informe no ha podido ser refutado científicamente, por lo cual las autoridades alemanas optaron por pedir la extradición de Rudolf y encarcelarlo. El principal pretexto esgrimido por los fiscales fue que el resultado su investigación no coincide con la verdad del Holocausto, establecida por ley.
Características y funcionamiento según la historia oficial
Las supuestas cámaras de gas, habrían sido recintos subterráneos o barracones generalmente disfrazados o simulados como duchas colectivas. Estaban completamente aisladas y contaban con un sistema que introducía, en un primer momento, monóxido de carbono, pero luego se usó, supuestamente, el gas Zyklon B. La capacidad variaba en estas instalaciones, pero cabían de 1.000 a 2.500 reclusos. Desde el exterior se introducía el Zyklon B granulado, un pesticida que liberaba grandes cantidades de ácido cianhídrico (HCN). Se dice que el procedimiento podía eliminar de 5.000 a 10.000 reclusos por día y que la muerte total de la multitud expuesta sobrevenía antes de los 25 minutos. Como el gas actúa inhibiendo el ciclo respiratorio, las víctimas perecían por asfixia, mientras sufrían espasmos y convulsiones.
Una vez muertos los condenados, la cámara era ventilada y los Sonderkommando (unidades de trabajo que estaban formados por judíos) entraban y lavaban los cuerpos con mangueras para retirar la sangre, orina y heces, y así facilitar la búsqueda de objetos valiosos en orificios corporales, antes de proceder a cremarlos. Se alega que las paredes estaban aisladas acústicamente y el operador miraba el desarrollo del proceso por una mirilla de vidrio muy grueso.
Al caer los así llamados "campos de exterminio" en manos de los comunistas de Josef Stalin, ninguna evidencia física fue hallada. Así que estos reformaron diversos edificios de acuerdo con relatos de supuestos testigos del Holocausto para que se vieran como cámaras de gas. Este hecho fue revelado en la década de los noventas del siglo XX gracias a la investigación del revisionista judío David Cole.
Con respecto al método de ejecución en si mismo, Carlos Porter deja entrever el absurdo que supone, ya que con solo colocar a miles de personas en una pequeña habitación hermética de la que no hay posibilidades de escapar, estas habrían fallecido por sofocamiento al cabo de pocos minutos y los alemanes se habrían ahorrado el gas.
Cámaras de gas en los Estados Unidos
Las cámaras de gas que realmente existieron, se usaron como "pena capital" en Estados Unidos. La primera persona en ser ejecutada fue Gee Jon, el 8 de febrero de 1924. En la actualidad, cinco estados (Wyoming, California, Maryland, Missouri, Arizona) mantienen técnicamente este método como segunda alternativa a la inyección letal. Pero las ejecuciones no se realizan utilizando un pesticida como el Zyklon B ya que este para producir una muerte rápida en muy pocos minutos, requiere altas concentraciones, baja humedad ambiental o ser calentado, y sistemas de ventilación para hacerlo circular. En EE.UU. simplemente producen el gas letal HCN mediante una reacción química entre cianuro de potasio (HKN) y ácido sulfúrico. Pese a las altas concentraciones de veneno producidas, se le avisa a la victima que debe colaborar inhalando voluntariamente el gas para así evitarse padecimientos innecesarios y acortar la ejecución. Los síntomas que padece el condenado al ser expuesto al gas suelen ser desagradables de observar para los testigos e incluyen espasmos y expulsión de espuma por la boca. En 1983 el condenado Jimmy Lee Gray en Mississippi, tuvo una muerte violenta en 8 minutos al final de los cuales, según el abogado David Bruck, falleció mientras azotaba su cabeza contra un barrote de acero en el interior de la cámara. Sin embargo, algunos testigos del Holocausto y supuestos sonderkommandos como Darío Gabbai hablan de ejecuciones en tiempos de récord de 2 a 4 minutos en su testimonio para la documental "Los últimos días" del judío Steven Spielberg. Al mismo tiempo se alega que los nazis utilizaban concentraciones mínimas de HCN, a fin de explicar la escasez de residuos del veneno hallados en las supuestas cámaras homicidas.