viernes, 26 de julio de 2013

El Arma Secreta Española en Krasny Bor : Valentía y Disciplina

El Arma Secreta Española en Krasny Bor : Valentía y Disciplina


Datos Batalla de Krasny Bor


Febrero de 1943. La ofensiva rusa sobre la División 250 –la División Azul–, integrada por voluntarios españoles alistados para luchar contra el comunismo en el corazón de la URSS, se ha convertido en un episodio bélico que, 70 años después, sigue estudiándose en todas las academias militares del mundo. No por la preparación y actuación del Ejército soviético, que movilizó efectivos suficientes para arrasar a cualquier ejército –44.000 soldados, 1.000 cañones y más de 100 tanques–, sino por la heroica actuación de los españoles, considerada como tal por el mismísimo alto mando del Ejército de Stalin.

Hasta tal punto sorprendió la valentía y la disciplina en combate, que los duros interrogadores del Ejército ruso preguntaban sorprendidos a los prisioneros españoles sobre su arma secreta. Así lo señaló en su informe para las autoridades españolas el capitán Teodoro Palacios, uno de los héroes del choque. 

En efecto, para el alto mando militar soviético, y para el general ruso Gueorgui Zhúkov que se encontraba al frente de la ofensiva, en particular, era imposible que menos de 6.000 soldados, armados con fusiles, ametralladoras y granadas de mano, frenasen durante 24 horas la apisonadora soviética.
La actuación de los voluntarios de la División Azul permitió que los comunistas tuvieran que conformarse con avanzar en el frente 3 kilómetros y pasasen a la defensiva, retrasando un año la recuperación de Leningrado, objetivo real de la Operación Estrella Polar.

El sacrificio en vidas humanas que pagaron los españoles fue elevado, 1.127 muertos, 1.035 heridos y más de 300 prisioneros, muchos de los cuales acabaron en los campos de concentración hasta su regreso a España en 1954.
Por acciones como esta los soldados españoles obtuvieron numerosos reconocimientos, militares y personales. En total recibieron dos cruces de caballero, dos cruces de oro, 138 cruces de hierro de primera clase y 2.359 de segunda clase fueron otorgadas por la Wehrmacht a los divisionarios.

Poco describe de manera tan clara la actitud de los españoles ante los alemanes como las palabras del general Jürgens: 

“Si en el frente os encontráis a un soldado mal afeitado, sucio, con las botas rotas y el uniforme desabrochado, cuadraos ante él, es un héroe, es un español”.