Stalin : Historia de un tirano
Joseph Stalin
Stalin
Iosif David Vissarionovich Dzhugashvili más conocido como Joseph Stalin ó Josef Stalin, nació el 6 de diciembre de 1879 en Georgia, y murió el 5 de marzo de 1953. Fue el Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética desde 1922 hasta su muerte en 1953.
A pesar de que Stalin tenía una influencia significativamente pequeña al principio de la revolución Bolchevique en Rusia terminó ocupando el cargo máximo. Stalin comenzó a incrementar su poder a partir de 1928 convirtiéndose en un dictador sanguinario.
Sus crueles programas de industrialización y colectivización a partir de 1930 y sus campañas de represión política le costaron la vida a más de 20 millones de rusos.
En la época de Stalin eran famosos los campos de concentración y los "hospitales psiquiátricos" en donde los opositores políticos eran internados y torturados hasta la locura total o hasta la muerte.
El nombre Stalin ("hecho de acero"; derivado del ruso stal, acero, con el mismo sufijo posesivo personal in que usó Lenin) lo empezó a usar a partir de 1912, y desde octubre de 1917 se convirtió en su sobrenombre.
Origen étnico de Stalin y el mito del antisemitismo soviético
Imágenes de Stalin del fichero policial.
Durante largo tiempo los expertos occidentales en cuestiones soviéticas consideraron a Stalin como georgiano. Ciertos estrategas de salón incluso llegaron a pretender que Stalin era el continuador de la vieja constante nacional rusa, una especie de "Pedro el Grande" , "un gran patriota paneslavo" .
Y cuando en 1926 expulsó a Trotsky de Rusia y persiguió a determinados jerarcas judíos, ciertos periódicos y agencias de noticias internacionales denunciaron un supuesto "antisemitismo" estaliniano.
Lo que no dijeron, empero, es que la caída en desgracia de Trotsky y su camarilla, y más tarde de Kamenev, Zinoviev, Bukharin, etc., significó la elevación a cargos de altísimo rango político de hombres como Génrij Yagoda (Herschel), Vishinsky, Jacob Malik, Wallach-Litvinoff, Yadanoff, Yézoff y otros muchos, todos ellos judíos.
La "Gran Prensa" de Occidente, presentó como "medidas antisemitas" de Stalin lo que no eran más que consecuencias de la lucha por el poder.
Es posible que también las diferencias que, desde un punto de vista táctico -no ideológico-, separaban al antiguo atracador de bancos Djugaschvili (partidario de una revolución gradual) del marido de la multimillonaria Sedova Givotovsky (apóstol de la revolución mundial inmediata) influyeran en el odio fanático que sentían el uno por el otro. Pero lo que es materialmente imposible es que la rivalidad Stalin-Trotsky fuera el reflejo de una verdadera oposición entre los intereses del viejo bolchevismo judío y los del neopatriotismo comunista ruso.
Fue un verdadero milagro de prestidigitación pseudoinformativa el hacer creer a la desorientada opinión pública de Occidente que un "georgiano" , Stalin, había puesto freno a la monopolización del poder político judío en la URSS, mientras que otro ruso, el mariscal Vorochilov, ocupaba el cargo de presidente de la Unión Soviética[1].
Se silenciaba, arteramente, que dicho cargo era , y es, puramente honorífico, y que su única razón de ser radicaba en la necesidad de poder presentar un ruso auténtico, un eslavo, como primer personaje oficial del régimen y, sobre todo, se eludía mencionar, en las ditirámbicas biografías oficiales del "zar rojo" , su origen familiar. Solamente se sabía de cierto que había nacido en Georgia, en el seno de una familia burguesa de clase media acomodada, y que un tío suyo le pagó los primeros estudios en un seminario ortodoxo.
Pero ciertos indicios posteriores abrieron resquicios a la duda razonable sobre el verdadero origen racial de Stalin. En efecto, su nombre completo es Iosif David Vissarionovich Djugaschvili. El primer nombre, Iosif, no es nada corriente entre la población georgiana ni entre la rusa ortodoxa; en cambio, es frecuente entre los judíos orientales. Lo mismo puede decirse de su segundo nombre, David. Vissarionovich, significa, en ruso, hijo de Vissarion[2]
Vissarion es un nombre corriente entre las comunidades hebreas de Caucasia. Finalmente, el apellido paterno de Stalin, Djugaschvili, significa, textualmente, en lengua georgiana, "hijo de judío".
El ex funcionario soviético Iván Krylov afirma que:
el apellido de Stalin, Djugaschvili, significa, en georgiano, hijo de israelita; "chvili" , hijo, y "Djuga" , israelita.
La familia Djugaschvili, de religión cristiana ortodoxa, desciende de leñadores judíos de las montañas del Cáucaso, convertidos, al menos oficialmente, a la religión del Estado, a comienzos del siglo XIX.[3]
Otro ruso, Imán Ramuza, escribió a propósito de los padres de Stalin, Vissarion y Cato Djugaschvili:
Vissarion poseía una zapatería... era un judío nacido en Tskinvali (ahora Stalinessere). El padre de Cato (la madre de Stalin) era un vendedor ambulante hebreo y vivía en Koutaisi. También poseía un pequeño almacén.[4]
Se señala, por otra parte, que el nombre Kochba, o Koba, que fue el que primeramente utilizó en los comienzos de su vida política el futuro amo del Kremlin cuando aún asaltaba Bancos en Caucasia, lo adoptó en honor de otro revolucionario judío, Simón bar Kojba que, entre los años 132 y 135 de nuestra era acaudilló una sublevación de los hebreos contra Roma y fue declarado "el verdadero Mesías" por el Sanhedrín.[5]
Se sabe también que el iniciador de Stalin en la doctrina marxista fue el hebreo georgiano Noah Zhordania, mientras que su hombre de confianza y encargado de organizar su protección personal era otro correligionario, Jakob Lazarevitch Menkhlis.
Además, Stalin estuvo casado sucesivamente con tres judías: Ekaterina Swanidtze, Nadia Allelujevna y Rosa Kaganovich, hermana ésta última del jerarca Lazar Kaganovich quien fue imprescindible en todos los gobiernos soviéticos hasta 1961, en que, probablemente a causa de la edad, fue retirado a un cargo inferior. Con la Swanidze , Stalin tuvo un hijo que llegó a general de aviación y fue capturado por los alemanes en 1942: Jacob Davidovich Djugachvili, un nombre demasiado extraño para un ruso. En cuanto a la hija que Stalin tuvo con Nadia Allelujevna, llamada Svetlana, se casó con Mikhail Kaganovich, uno de los jerarcas soviéticos , e hijo de Lazar Kaganovich. Stalin fue miembro del Bund, organización marxista prerrevolucionaria exclusivamente reservada a judíos. Su primer panfleto revolucionario, titulado El problema nacional y la socialdemocracia, trataba del problema de los judíos en Rusia; Stalin proponía organizar a los judíos rusos en un Estado, que sería el núcleo de la URSS.
El llamado "antisemitismo" de Stalin , al igual que el posterior "antisemitismo" de Krutschev, casado con una judía, rodeado de judíos y posiblemente judío él mismo- no son más que hábiles escenificaciones propagandísticas, destinadas a hacer creer a la opinión pública occidental que judaísmo y comunismo no tienen relación, que son diferentes y hasta antagónicos.
Si Stalin hubiera sido un "antisemita", habría liquidado la influencia judía en la URSS, o al menos la habría limitado seriamente. No obstante, según Charles Sarolea:
Estoy dispuesto a admitir que la población judía en Rusia es pequeña en relación a la población total del país, pero también los ingleses representan una fracción infinitesimal de la población de la India. Pero no es menos cierto que unos cuantos centenares de jerarcas, asistidos por unos cuantos millares de funcionarios judíos controlan tan perfectamente a Rusia como los quinientos funcionarios angloindios controlan la India. Para cualquier persona que haya viajado a Rusia, negar una tal verdad equivale a regar la evidencia de sus sentidos... Cuando se comprueba que una importante cantidad de funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores que uno ha conocido son todos judíos con dos únicas excepciones, puede decirse con toda justicia que los judíos predominan en el Ministerio.[6]
Después de las purgas "antisemitas" de Stalin, entre el 75% y el 85% del funcionariado soviético continuaba siendo judío.[7]
En el XV Congreso del Partido comunista de la URSS, por ejemplo, formaron parte, como miembros del Comité Central, además de Stalin, Rykov (judío), Vorochilov (ruso), Kuibychev (judío), Kalinin (judío), Molotov (ruso), Tomski (judío), Bukharin (judío), Uglanov (?), Petrovsky (ruso), Kaganovich (judío), Andreiev (judío), Kirov (ruso), Mikoyan (judío), Kossior (judío), Tchubar (judío).
Es decir que, además del zar rojo, de entre los quince jerarcas detentando el poder en Rusia, diez por lo menos eran judíos, cuatro rusos, y uno más, Uglanov, de procedencia desconocida.[8]
Se ha dicho que Stalin colocó a "criaturas" suyas, en el Comité Central, aumentando los efectivos del mismo, que llegó a componerse de 59 personas en 1935. Al mismo tiempo fue liquidando, primero políticamente, después físicamente, a la "vieja guardia bolchevique", Kamenev, Zinoviev, Sokolnikoff, Rykov, Joffé, etc. Todas esas personas eran judías pero las que les sustituyeron lo eran también.
Sionismo en la URSS
Stalin y Lenin en 1919
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial y un poco antes, los funcionarios de origen judío (etnia que no llegaba ni al 10% de la población) ocupaban la mayoría de los altos cargos estatales mientras el pueblo moría de hambre.
Zdanov (Yadanov); judío, llamado en realidad Liphshitz, ex-comandante de la defensa de Leningrado durante la guerra; miembro del Politburó hasta 1948 y uno de los autores de la resolución que excluía a Tito del Cominform en 1948; muerto poco más tarde.
Lavrenty Beria; judío, jefe de la M.V.D. (policía secreta) y de la Industria Pesada soviética, miembro de la Industria Atómica soviética; ejecutado por orden de Malenkov por el mismo motivo que Stalin liquidó a Yagoda.
Lazar Kaganovich; judío, jefe de la Industria Pesada soviética; miembro del Politburó desde 1944 hasta 1952; luego miembro del Presidium y actualmente presidente del Presidium Supremo de la URSS.
Malenkov (Georgi Maximilianovich Malenk), miembro del Politburó y Orgburó hasta 1952; después miembro del Presidium Supremo; presidente del Consejo de Ministros tras la muerte de Stalin; ministro del gobierno de Bulganin desde 1955. Es judío de Ornenburg, no cosaco como se afirma.
El nombre de su padre, Maximilian Malenk, es típicamente judío ruso. Hay después un detalle muy importante que descubre el verdadero origen de Malenkov y también el de Khruschev. La actual esposa de Melenkov es la judía Pearl-Mutter, conocida como la `camarada Schemschuschne´ , que ha sido ministra (comisaria) de la Industria del Pescado en el gobierno soviético en 1938. No existe una biografía oficial de Malenkov y esto se debe seguramente a que no quiere que se descubra su origen judío.
Anastasio Iosifovich Mikoyan, miembro del Politburó desde 1935; miembro del Presidium Supremo desde 1952; ministro de Comercio y vice-presidente en el gobierno de Malenkov. Es judío de Armenia y no armenio auténtico como se cree.
Kruglov; judío, jefe de la M. V. D. (policía secreta) después de Beria. Por orden de Kruglov fueron puestos en libertad los médicos judíos arrestados en 1953 por Riumin; sub-jefe de la policía durante el mandato de Beria. Al morir Stalin surgieron esos pleitos de familia entre judíos que estallan a veces por ambiciones de mando. El judío Beria fue asesinado por sus hermanos israelitas del gobierno de Moscú, como años antes los judíos Stalin, Vishinsky, Kaganovich y socios habían mandado matar a los judíos Trotsky, Zinoviev, Kamenev, Radek, Bujarin y a miles de sus partidarios israelitas en la lucha intestina, verdadera guerra civil ocurrida en el seno del judaísmo. Guerra que ambas facciones hebreas sostuvieron entre sí por el control de la infeliz Rusia y del comunismo internacional.
Alejandro Kosygin; judío; fue miembro del Politburó hasta 1952, después suplente en el Presidium Supremo y ministro de la Industria Ligera y de Alimentación en el gobierno de Malenkov.
(Cuando se imprime esta edición mexicana es ya primer ministro del Gobierno Soviético, después de haber participado en el derrocamiento del israelita Nikita Salomón Khruschev, en otro pleito entre judíos comunistas por ambiciones de mando).
Nicolás Schvernik, miembro del Politburó hasta 1952; luego miembro del Partido Supremo y miembro del Presidium del Comité Central del Partido Comunista; judío.
André Andreievich Andreiev, que era conocido como el `Politburócrato´ de las 3 A; miembro de Politburó entre 1931 y 1952; judío de Galitzia, Polonia; utiliza seudónimo ruso.
P. K. Ponomarenko; judío; miembro del Orgburó en 1952; después miembro del presidium Supremo y ministro de Cultura en el gobierno de Malenkov, 1953; judío.
P. F. Yudin (Iuden), miembro suplente del Presidium Supremo y titular del ministerio de Materiales de Construcción en el gobierno de Malenkov, 1953; judío.
Mihail Pervukin; judío, miembro del Presidium del Comité Central del Partido Comunista desde 1953.
N. Schalatin, potentado en el sub-secretariado del Comité Central del Partido Comunista; judío.
K. P. Gorschenin; judío, ministro de Justicia en el gobierno de Malenkov.
D. Ustinov (Zambinovich); judío, embajador soviético en Atenas, Grecia, hasta la Segunda Guerra Mundial. Ministro de Defensa en el gobierno de Malenkov.
V. Merkulov, ministro del Control del Estado en el tiempo de Malenkov; judío.
A. Zasyadko, ministro de la Industria del Carbón con Malenkov; judío.
Cherburg, jefe de Propaganda soviética; judío.
Milstein, uno de los jefes del Espionaje soviético en Europa; judío.
Ferentz Kiss, jefe del Servicio de espionaje soviético en Europa; judío.
Potschrebitscher (Poscrevichev), ex-secretario particular de Stalin; actualmente jefe de los Archivos secretos del Kremlin; judío.
Ilya Ehremburg, diputado de Moscú en el Soviet Supremo; escritor comunista; judío.
Mark Spivak, diputado de Stalino (Ucrania) en el Soviet Supremo de Moscú; judío.
Rosalía Goldenberg, diputada de Birobidjan en el Soviet Supremo de Moscú; judío.
Ana E. Kaluger, diputada de Besarabia en el Soviet Supremo; judía. Su hermano, llamado ahora no
Kaluger sino Calugaru en rumano, es un potentado comunista en la administración de Rumania.
Stalin rompe con el judaísmo y muere súbitamente
Funeral de Stalin
En el primer semestre de 1952 el Mundo Occidental comenzó a ser esporádicamente informado acerca de actos "antisemitas" tras la Cortina de Hierro. Los mismos informes mostraban desconcierto y eran poco enfáticos. El régimen Bolchevique había sido obra de israelitas en 1917; había contado con la ayuda internacional judía en su crisis económica de 1926; había recibido la ayuda armada más formidable de la historia durante su desesperada situación militar de 1941-1945 y muchos hebreos formaban parte de su estructura básica. Por tanto, parecía inconcebible que en el seno de la URSS el movimiento político judío estuviera sufriendo tropiezos. Increíble y todo, algo muy grave ocurría porque iban en aumento las quejas de que había brotado súbitamente un bárbaro "antisemitismo ruso" (Ya es una costumbre que cuando el judaísmo político encuentra resistencia a sus planes, clama mundialmente que es víctima de persecuciones "antisemitas" .
Del conflicto político no habla jamás, y se concreta a presentarse como una víctima de fanatismos raciales o religiosos, con lo cual encubre su propia naturaleza y desprestigia la defensa de sus víctimas. Para los puestos claves dentro del engranaje oficial ya no se daba la misma preferencia a los israelitas, aunque todavía figuraban eminentemente Lazar Kaganovich (magnate de toda la industria pesada y de las comunicaciones) ; Lev Mekhlis, Ministro de Control del Estado Soviético; María Kaganovitsha, presidenta de la Unión Textil de los Sindicatos de la URSS; Moisés Bass, director de Explotación de los Tranvías de Moscú; Iosif Malitski, director de Construcciones y de la Industria Pesada de la URSS, losif Gobervman, jefe de la Dirección de los Transportes Automovilísticos de Moscú, y otros muchos que como representantes de grandes núcleos obreros tenían incalculable influencia política.
Los informes de actos "antisemitas" detrás de la Cortina de Hierro fueron haciéndose más frecuentes y su tono más alarmante. Poco después un hecho extraordinario sorprendió al mundo: el régimen stalinista de Klement Gottwald anunció en Checoslovaquia que acababa de ser descubierta una vasta conjura judía; 14 dirigentes comunistas fueron procesados en Praga y 11 de ellos condenados a muerte. De estos 11, ocho eran judíos y se les ejecutó, con la evidente aprobación de Stalin y de la prensa oficial soviética. A las ejecuciones siguió una insólita purga de israelitas. La posición política de Gottwald como leal colaborador de Stalin fue exaltada profusamente tras la Cortina de Hierro.
En Rumania fue destituida y encarcelada la judía Ana Robinson Pauker, Primer Ministro del país y verdugo del pueblo rumano en su sometimiento al régimen marxista. La remoción de hebreos se extendió a Hungría, bajo la influencia de Moscú, y en la redada no se escapó ni siquiera el influyente judío Gyla Becsi, Ministro de Justicia, que tan decisivo papel había jugado en el proceso contra el Cardenal Mindszenty.
Las extrañas remociones ocurrieron también en la zona austriaca ocupada por el ejército rojo. El doctor Heinrich Nagler fue removido del Partido Comunista junto con otros funcionarios de su propia raza. El mismo fenómeno ocurrió en la Alemania Oriental, donde numerosos judíos ocupaban puestos públicos. En Rusia misma fueron encarcelados 26 escritores judíos de lengua yiddish y varios de ellos ejecutados o sean David Bergelson, Peretz Markisli, ltzik Fefer y David Fefer. ¿Acaso Stalin estaba sintiéndose ya lo suficientemente fuerte para deshacerse del Poder Judío bajo cuyo patrocinio se estableció la URSS en 1917 y se salvó de la derrota en 1942? ¿Acaso la posesión del poderío atómico había embriagado a Stalin y se sentía capaz de sacudirse la influencia hebrea? Más desconcertante resultaba la conducta de Stalin porque siempre había dado enfática protección a los judíos, de quienes a su vez recibía apoyo político. Sus tres mujeres fueron israelitas: Katy Schwanitz, Allelujah y Nadja Kaganovich. Hasta se decía que Stalin había hecho valer ante sus protectores hebreos un remoto antepasado judío de su familia.
La alarma de las comunidades israelitas alcanzó su clímax cuando el 13 de enero de 1953 el Kremlin anunció oficialmente que había sido descubierta una conjura de judíos en el más alto instituto médico de la URSS, o sea en la Dirección Sanitaria del Kremlin. Según el anuncio, esos médicos formaban parte de la organización secreta "Joint Committee" , la cual operaba bajo el disfraz de una Agencia de Ayuda Humanitaria fundada en 1914 por un grupo de hebreos.
El anuncio oficial agregaba que dichos médicos judíos venían trabajando desde muchos años antes en acortar la vida de altas personalidades rusas, mediante diagnósticos y tratamientos sutilmente planeados de lo cual se hallaban convictos y confesos. En concreto, se les acusó de haber envenenado en 1948 a Andrei A. Zhadanov, miembro del Politburó y probable sucesor de Stalin; y al general Alexander Sergeivitch, jefe político del ejército rojo, internado en 1945 en dicho Instituto para curarse un mal relativamente leve, el cual fue complicándose hasta costarle la vida. También se afirmó oficialmente que en el momento de su captura los médicos israelitas estaban tratando de eliminar al Ministro de la Guerra, mariscal A. Vassilevsky, al mariscal Ivan Koniev, comandante de las tropas de tierra, y a otros funcionarios que no eran propicios para sus planes. El sensacional anuncio aplicaba a los médicos judíos los insólitos calificativos de "viles espías, asesinos y monstruos humanos". Jamás en la URSS se habían proferido calificativos semejantes contra los judíos; allí, donde estaba prohibida la palabra "zhidi", por considerarla despectiva, y debía utilizarse la de "ivrai" para referirse afectuosamente a ellos.
La sensacional denuncia del Kremlin acentuó la remoción de israelitas. A la vez se glorificó a la doctora Lydia Timashuk por haber dado la pista para descubrir las maniobras de los conjurados, en una solemne ceremonia nacional le fue otorgada la máxima condecoración de la Orden de Lenín. Conjuntamente se le rindieron honores a Ryumin, jefe del servicio de investigaciones. Todos estos sucesos fueron objeto de amplísimos y alarmados mensajes transmitidos por el monopolio informativo internacional. No dejaba de ser significativo que ese monopolio israelita -disfrazado de imparcial objetividad- diera mayor importancia a las penalidades padecidas por un puñado de hebreos que a las espantosas matanzas que sufrían los pueblos ruso, polaco, rumano, etc., etc. En esos momentos era ya seguro que Stalin había roto su alianza con los padres y protectores del marxismo. El Congreso de Palestina se reunió apresuradamente, lo mismo que todas las organizaciones judías del Mundo Occidental. Se dijo que la situación era sumamente grave y se acordó proceder con suma cautela. En Estados Unidos eminentes personalidades hebreas y la viuda de Roosevelt, poco antes tan entusiastas de la política prosoviética, pidieron públicamente que se adoptaran medidas drásticas "con el fin de impedir -dijeron- una verdadera catástrofe, que sería la consecuencia de la campaña antisemita rusa" .
Los bolcheviques estaban comenzando a cometer "¡crímenes contra la humanidad!" Pero mes y medio después de que Moscú había denunciado la conjura judía, el Kremlin dio la sensacional noticia de que José Stalin agonizaba. El 5 de marzo se anunció que había muerto, el dictamen facultativo decía que Stalin había sufrido repentinamente diversas afecciones mortales del corazón, del hígado y de los riñones, e incluso una hemorragia cerebral... Un agente secreto ruso, Kapanadse, que logró escapar de la matanza de los leales a Stalin y huir al Occidente, refirió parte de lo acontecido. El 28 de Febrero, Stalin se veía saludable y optimista en su casa de campo de Moscú. En el Kremlin lo aguardaba Krushchev, para celebrar acuerdos. Cuando Stalin llegó a su oficina, se encontró a la Plana Mayor del Partido Comunista. Voroshilov lo increpó sobre el proceso a los médicos judíos y le dijo: "Has deshonrado al Partido de Lenin" . Stalin pretendió llamar telefónicamente a su ayudante, general Alejandro Proskrebieci, pero el teléfono estaba ya cortado. "¡El Kremlin está tomado!" le gritó Malenkov. Y así, inverosímilmente, con la rapidez con que se desploma la grandeza humana, Stalin vio que era ya un cautivo. Después fue encerrado y encamado y muy pocos conocieron su horrendo final. El agente Kapanadse supo que a veces se levantaba de la cama y caminaba a tropezones, mientras lo insultaban y se burlaban de él y que tras penosa agonía murió el 2 de marzo, no el 5 como decía el boletín oficial. Apenas inhumado Stalin, el 14 de ese mismo mes la radio de Praga (precisamente en la ciudad donde habían descubierto la conjura judía y donde se inició asimismo la purga antisemita) anunció la súbita muerte de Klement Gottwald, de 56 años de edad. Gottwald también había muerto a consecuencia de diversos males: bronconeumonía, pleuresía y hemorragia torácica. No hacía ni 72 horas que había regresado bueno y sano de Moscú... Simultáneamente con la repentina desaparición de Stalin y de Gottwald -primer ejecutor de la naciente política rusa contra la conspiración judía- ocurrió en la URSS un violento cambio de política. Los médicos judíos fueron inmediatamente sacados de la cárcel y restituidos en sus puestos; dejó de llamárseles por sus nombres israelitas y se les aludió con sus postizos nombres típicamente rusos: profesor Vassilenko, Zelenyi, Preobrajenski, Zacussov, Cherechevski (Sus verdaderos nombres son Feldman, Gristeini, Egorov, Vorsi, Vinogradoy, R. Kogan, B. Kogan, Zelin y Stinger.). Públicamente se les desagravió y se dijo que habían sido víctimas de una injusticia. A título póstumo "Pravda" hizo la rehabilitación de Salomón MikLoels, judío fallecido en 1947, a quien durante la investigación de los médicos se le encontró culpable de haber formado parte del complot.
El Jefe del Departamento de Investigaciones para Casos Especiales, magistrado Ryumin -días antes glorificado como héroe por haber puesto al descubierto gran parte de la trama política israelita- fue destituido y posteriormente ejecutado. Se le acusó de haber hecho "arrestos injustificados de numerosos ciudadanos soviéticos, inclusive figuras sobresalientes en la medicina". A la doctora Lydia Timashuk, en vida de Stalin homenajeada por haber aportado la pista de la conspiración de los médicos judíos, se la destituyó también de su cargo y no se volvió a decir nada de su suerte. Todos los funcionarios rusos que intervinieron en el proceso de los médicos israelitas fueron acusados de "ceguera política" y de "infamar injustamente a ciudadanos soviéticos".
En la gigantesca purga contra todo el que había osado poner la mano sobre el oculto Poder Judío no se escapó ni el temible jefe de la Policía Secreta, Lavrenty P. Beria, quien fue ejecutado junto con seis de sus colaboradores. Beria aparecía también como responsable de las investigaciones practicadas contra la conjura de los médicos. Las destituciones y los fusilamientos cimbraban toda la MVD (Policía Secreta rusa) y evidenciaron que existía otra superpolicía capaz de ahogar en sangre cualquier intento de rectificación política.
El Coronel general V. S. Abakurnov, Ministro de Seguridad de la URSS; A. G. Leonov, jefe de los servicios de instrucción del Ministerio; V. 1. Koniarov y L. I. Tatchev, funcionarios de la misma dependencia, fueron igualmente destituidos y después ejecutados. También se les acusó de "inventar complots para acusar a elemento del Partido, del gobierno y de los intelectuales". Tan sólo en la provincia natal de Stalin (Georgia) fueron "purgadas" del Partido Comunista 3,011 personas que habían tenido ligas de confianza con el dictador o sus allegados. Ante el drástico cambio operado simultáneamente con la muerte repentina de Stalin y Gottwald, el periodista Jean Danes, de France Press, cablegrafió desde Viena el 4 de abril de 1933: "Lo que retiene la atención de los observadores vieneses es el carácter publicitario dado a la noticia, la insistencia con la que los servicios de información de la URSS y de los países satélites anuncian al mundo entero casi sin interrupción de hoy por la mañana, que los médicos judíos habían sido injustamente denunciados, detenidos, convictos y condenados. Se tiene la impresión de que en Moscú se ha querido que noticia de la rehabilitación sea tan sensacional como la de la acusación. Pues bien, una se produjo antes de la muerte de Stalin. La otra, después. Esto aumenta su carácter extraordinario".
A la rehabilitación de los médicos y de otros funcionarios judíos siguió una intensa campaña en la URSS para borrar todo vestigio de desconfianza hacia los israelitas, y en esta tarea se entremezclaron la propaganda, las destituciones y los fusilamientos. Pero estas matanzas, en que las víctimas eran funcionarios rusos, dejaban ya de ser "crímenes contra la humanidad", y el doctor Israel Goldstein, Presidente del Congreso judío Norteamericano, declaró satisfecho en Nueva York: "El informe de que la acusación contra los médicos ha sido retirada es una magnífica señal de que el Kremlin está respondiendo a la presión hecha desde exterior... La campaña antisemita tras la Cortina de Hierro. parece estar terminando". Al hijo de Stalin, general Vasily, se le retiró de la Fuerza Aérea y oficialmente no volvió a hablarse de su paradero. (El 4 de enero de 1955 se publicaron en Viena informaciones de que había muerto en un campo de trabajos forzados)
Apenas muerto José Stalin, el Vicepresidente del Consejo Ejecutivo Federal de Yugoslavia, Eduardo Kardeli, declaró en Belgrado el 7 de abril de 1953: "El nuevo régimen de la URSS está desaprobando toda la política exterior e interior de Stalin". Y el Pravda publicó: "Ha empezado el proceso en contra de Stalin, un proceso de antideificación". Posteriormente la Gran Enciclopedia Soviética (tomo 22) publicó un muy frío relato sobre la vida de Stalin y su muerte. Entretanto, todavía no marchitas las flores sobre la tumba de Gottwald (el dictador checo que inició los procesos contra los jefes judíos), la política de Checoslovaquia dio una media vuelta semejante a la ocurrida en Rusia al morir Stalin: los acusadores de los judíos fueron acusados de "ceguera" y los israelitas presos quedaron en libertad y fueron rehabilitados. Esto se repitió en Hungría, en Alemania Oriental, en Polonia y en Rumania. En pocos días, después de la súbita muerte de Stalin y de Gottwald, los altos dirigentes marxistas judíos recuperaron todo el terreno que habían perdido tras la Cortina de Hierro.
El monopolio informativo internacional (judío), que días antes había sacudido al mundo cuando la purga de Stalin afectaba a los israelitas, se volvió luego extremadamente discreto para anunciar la persecución o matanza de los rusos acusados de "ceguera política". Y es que en este último caso ya no se trataba de "crímenes contra la humanidad"...
El Vaticano comentó el 13 de abril ( 1953) que la nueva política del Kremlin era observada con "amargura" porque los nuevos amos del Kremlin "odian a la Iglesia Católica aún más intensamente que José Stalin". El desarrollo reciente de la política del Kremlin -dijo el Osservatore Romano el 2 de abril, 28 días después de la muerte de Stalin- permite creer que está por abrirse un nuevo capítulo de persecuciones religiosas. Sin duda será éste el preámbulo de las peores persecuciones religiosas en toda Rusia."
Los acontecimientos comenzaron poco después a justificar esos temores. El 27 de septiembre el periodista Robert Grandmougin informó desde París acerca de las persecuciones, matanzas y encarcelamientos de religiosos, que estaban ocurriendo en la URSS y en todos los países satélites. "La Iglesia del Silencio -decía- es hoy el término consagrado para designar la parte de la Iglesia que sufre al otro lado de la Cortina de Hierro". Pero en este caso no hubo protestas de los políticos occidentales, ni el monopolio informativo internacional mostró alarma y sensación, ni la viuda de Roosevelt (nuevamente simpatizadora de la URSS) pidió que se hiciera "algo" drástico, como lo había pedido cuando la detención de los médicos judíos. Y es que ya no se trataba de "crímenes contra la humanidad"... Stalin y sus íntimos leales fracasaron mortalmente en su intento de sacudirse el patrocinio político judío.
Tras el efímero régimen de transición de Malenkov, se asentaron firmemente en el poder los judíos Nikita Salomón Pearlmutter, (rusificado como Krushchev) como jefe del comunismo: Nicolás Bulganin, Primer Ministro, Lazar Kaganovich, jefe de la comisión atómica soviética y de la industria pesada; Davidovich Berman, jefe de los campos penitenciarios de la MVD; Kruglov, jefe de la MVD y otros muchos en diversos puestos clave.
Tranquilos ya de su dominio, en marzo de 1956 desencadenaron una furiosa campaña oficial para execrar a Stalin. Al mismo tiempo glorificaron a los jefes israelitas ejecutados por el stalinismo en su fallido intento de rectificación política. En julio de 1957 hubo un nuevo reajuste en el que Nikita S. (Salomón) Krushchev (Pearlmutter ) reafirmó su poder y eliminó a Molotov, a Malenkov y al eminente judío Kaganovich. Pero no se trató de una diferencia ideológica (como el rompimiento de Stalin con el judaísmo) sino de un desacuerdo sobre la táctica a seguir. El grupo de Kaganovich quería seguir forzando el aumento de producción de armamento para acelerar la expansión mundial del bolchevismo. Pero el grupo de Krushchev se alarmó ante los frecuentes brotes de rebeldía ocurridos en la URSS y ante el levantamiento de Hungría, por lo cual impuso su táctica de frenar la expansión marxista mientras se afianzaba lo ganado. A partir de entonces se procuró elevar la producción de víveres para calmar el descontento de los pueblos bolchevizados y temporalmente se redujo el gigantesco plan industrial-bélico de Kaganovich.
Esta política de Krushchev, aunque de momento muy suave y adornada de sonrisas, promete para el futuro golpes más duros contra el mundo occidental. El marxismo-israelita nacido en 1848, frenado esporádicamente por los zares durante 69 años, entronizado en Moscú en 1917, sigue firmemente en manos del poder oculto internacional".
Fuentes
Salvador Borrego, Derrota Mundial, México, 1964.
Joaquín Bochaca, La historia de los vencidos.
Referencias
1 N. La esposa del viejo Vorochilov era no solamente judía, sino de origen completamente burgués, como la inmensa mayoría de revolucionarios "rusos"
2 Traian Romanescu, La Gran Conspiración Judía. págs. 138-139, México, 1961.
3 lvan Krylov, My Carcer in the Soviets Central Staff, parcialmente reproducido por la revista Le Nouveau Prométhée, Paris, mayo 1951.
4 lman Raguza, The Life of Stalin, pág. 14.
5 Traian Romanescu: Op. cit., pág. 139
6 Charles Sarolea, Impressions of Soviets Russia. 1924. Sarolea era catedrático de la Universidad de Edimburgo.
7 D. Petrovsky: La Russie sous les Juifs. ed. La Baudiniére, Paris, 1931.
8 Nicolás Rutych, EL Partido Comunista Ruso en el Poder (1917-1960). Ed. JUS, México, 1961.
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