jueves, 27 de junio de 2019

Las Megadrogas que Hitler y los Aliados dieron a sus soldados para crear "Máquinas de Guerra"

Las Megadrogas que Hitler y los Aliados dieron a sus soldados para crear "Máquinas de Guerra"

Los soldados nazis recibieron 35 millones de pastillas de Pervitín, una sustancia con efectos similares al speed para olvidar el cansancio.



No hay guerra sin alcohol ni tampoco hay guerra sin drogas. Las duras condiciones a las que se enfrentan los soldados les ha obligado a lo largo de la historia a ingerir sustancias que les permitan evadirse de la terrible realidad. También toman drogas para rendir como si fuesen una suerte de robots, para pasar días enteros sin pegar ojo.

Durante la II Guerra Mundial, los soldados se enfrentaron a batallas que duraban días en condiciones extremas, desde el norte de África hasta la Rusia occidental. Para sobrellevar el cansancio y el dolor físico, el personal médico facilitó todo tipo de drogas a los combatientes de modo que su agresividad se vio aumentada y lograron mantenerse en un estado de alerta constante.

Ahora, la red de televisión pública de los Estados Unidos PBS estrena un documental que indaga en la utilización de las drogas en el conflicto más sangriento de la historia de la humanidad. La producción ahonda en el uso de estupefacientes por parte del ejército nazi, pero también descubre nuevos datos sobre el consumo en los Aliados.

Las drogas fueron severamente perseguidas por el régimen hitleriano. La ideología nazi siempre ha sido fiel defensor del culto al cuerpo y rechaza por su propia naturaleza cualquier sustancia que pueda alterar de cierta manera los sentidos del individuo.

El mismo Hitler era un obseso de la comida sana y no probaba una sola gota de alcohol.

A lo largo de la década de los treinta, en Alemania se diseñó una droga llamada Pervitín —una derivación de la metanfetamina y con características similares al efecto del speed—. Hasta 35 millones de pastillas fueron repartidas entre los soldados de la Wehrmacht en tiempos de la guerra.

La invasión de Polonia en 1939 marcó el inicio de la contienda y abrió a que los nazis se entregasen a las influencias del Pervitín. En apenas un mes la resistencia polaca desapareció por completo. El ejército nazi avanzó progresivamente hasta encontrarse con el invierno ruso, donde poco a poco terminarían retrocediendo posiciones. Las temperaturas llegaron a descender hasta los -50 ºC y los alemanes, ocasionaron tal vez que los alemanes abusaran del consumo de drogas.


La droga en los Aliados



Los Aliados descubrieron la estrategia química que empleaban los enemigos y decidieron fabricar su propia droga de diseño. Dicho compuesto fue apodado como Benzedrina y podía ser inhalada aunque también existía en forma de pastilla. Pese a que no era una droga tan adictiva y peligrosa como el Pervitín, seguía siendo nociva a largo plazo.


Los pilotos británicos recibían una dosis de 10 miligramos diarios de Benzedrina, mientras que los soldados que la 24ª Brigada de Tanques recibían el doble. Por aquel entonces no se conocían los efectos secundarios y los índices de adicción de estos compuestos, por lo que una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial no hubo ningún tipo de ayuda para los soldados que acarreaban problemas por el la Benzedrina o el Pervitín. La guerra había terminado y el estado en el que quedaron los protagonistas del conflicto ya no interesaba.

Se estima que los soldados aliados recibieron unas 100 millones de dosis, en cuanto a los soviéticos no hay datos concretos pero se sabe que también usaban sus propias metanfetaminas y que sus dosis eran siempre al triple de las que recibían los soldados nazis y los demás aliados.

El uso de tantas drogas puede que haya sido una de las causas de que la guerra haya presentado tantos episodios despiadados de parte y parte.