sábado, 8 de junio de 2013

La Invasión Aliada de Europa Occidental

La Invasión Aliada de Europa Occidental


Mapa Invasión a Normandia




Después de la conferencia de Teherán, en la que Stalin le dijo a Roosevelt que el ejército rojo se hallaba exhausto y que no podría sostenerse si no se abría un frente más contra Alemania, Roosevelt y Churchill activaron los preparativos le la invasión angloamericana de Francia. 
Esta operación se denominado "segundo frente", pero en realidad había ya seis frentes terrestres contra Alemania: el de Rusia, el de los Balcanes, el de Italia y el de guerrilleros y saboteadores en las zonas ocupadas, más los frentes aéreos y navales. Roosevelt quería que la invasión se realizara en 1943, pero Churchill logró frenarlo porque entonces había en Francia más de 12 divisiones alemanas móviles. 
Se decidió que para iniciar el desembarque se requería que Hitler no pudiera llevar de otro frentes más de 15 divisiones en un plazo de dos meses. 

Los acontecimientos posteriores demostraron que ese cálculo era correcto. En el momento del desembarque las fuerzas aliadas sólo podían hacer frente a un máximo de 12 divisiones alemanas de maniobra, y a no más de 27 en los meses siguientes. Churchill dice que si la operación se hubiera intentado en 1943, como Roosevelt quería, "nos habría llevado a una sangrienta derrota de primera magnitud, con incalculables reacciones sobre el resultado de la guerra". 
Las fuerzas angloamericanas de invasión agrupaban en 1944 todo el poderío armado de que disponían las potencias occidentales consistente en 91 divisiones (60 norteamericanas, 14 británicas, 5 canadienses, 11 francesas en el exilio y una polaca). Quince de las 60 divisiones norteamericanas eran blindadas y contaban con 4,155 tanques. Las 91 divisiones aliadas disponían en total de 12,000 cañones. Y llevaban para su abastecimiento y transporte a través de Francia cuarenta mil vehículos, mil locomotoras nuevas y veinte mil furgones y carrostanque. Dos puertos prefabricados, con rompeolas artificiales, fueron remolcados hasta la costa francesa. 

Es un hecho poco conocido que no obstante los cinco años que Alemania llevaba en guerra, se requirió que Roosevelt y Churchill lanzaran todos los recursos que movilizaron y que transcurrieran ocho meses de combate para anular los avances que el ejército alemán logró en 42 días durante la campaña de 1940 en el frente occidental. El esfuerzo aliado fue tan grande que el teniente coronel Carl T. Schmidt dice que: "en Estados Unidos no quedaban tropas de reserva como tales, sólo reemplazos".  
Y el coronel Richard E. Weber, instructor norteamericano de artillería, afirma que "al terminar la guerra mundial segunda habíamos .llegado hasta el tope en busca de recursos humanos".  

El jefe del Estado Mayor General norteamericano, general George C. Marshall, dice asimismo: "A pesar de que dos tercios del ejército alemán estaban comprometidos en la lucha del frente ruso, nuestro país tuvo que emplear todos sus hombres idóneos a fin de hacer la parte que le tocaba".  
A primera vista puede parecer inexplicable por qué Alemania (con 80 millones de habitantes) sostenía 176 divisiones en el frente ruso y 133 en otros frentes, y en cambio Estados Unidos (con 140 millones de habitantes) agotaba su potencial bélico empleando 60 divisiones en la invasión de Europa.  
Y la Gran Bretaña (con 40 millones de ingleses) sólo aportaba 14 divisiones para ese frente primordial. La explicación de este desproporcionado esfuerzo consiste en que los pueblos occidentales no querían la guerra ajena a la cual se les empujaba para salvar a la URSS. Y como la oposición era latente, fue necesario hacer una selección rigurosa, garantizar un bienestar muy alto a los enrolados y sobrecargar en exceso los abastecimientos. Es natural que todo esto impidiera que el número de combatientes fuera mayor. 

En la primera guerra mundial el soldado norteamericano disponía de una ración diaria de 1.9 kilogramos; en la segunda, de 3.1 kilogramos, En la primera guerra, por cada cien norteamericanos en el frente había 274 en los servicios de apoyo; en la segunda, por cada 100 combatientes había 400 hombres suministrándoles equipo y confort (Estados Unidos movilizó un total de 12 millones trescientos mil hombres). 
En 1943 sólo operaban 4 divisiones norteamericanas contra los japoneses, reforzadas con 6 divisiones australianas.


El Tte. Coronel Schmidt dice significativamente: "Parecíamos sentir que la lealtad no podía ganarse a no ser que el Ejército actuara paternalmente hacia ellos y pusiera su comodidad personal sobre todo lo demás". Cuando la división SS "Das Reich" capturó unas cocinas americanas, los soldados alemanes se quedaron sorprendidos. "Ignoraban —dice uno de ellos— que pudieran existir comidas tan de ensueño para soldados en el frente". 
Roosevelt otorgó 2.800,818 condecoraciones para alentar la moral de las tropas, o sea más del doble que el número de los soldados que participaron en acciones de guerra. Y a fin de hacer menos duras condiciones del combate, a cada división se le asignaron 700 toneladas diarias de abastecimiento, equivalentes a tres veces y medio el abastecimiento de cada división alemana en tiempos normales. 
En consecuencia, el esfuerzo logístico en el frente aliado de invasión ascendía a la enorme suma de 63,000 toneladas diarias. Todo esto era apoyo para la moral, pero aun así el soldado sentía estar librando una guerra innecesaria y frecuentemente ocurrió que un 25% de las bajas fueran ocasionadas por neurosis. Los hospitales atendieron un millón de casos neurosiquiátricos. 


Tropas Norteamericanas desembarcando en Normandia tras ser asegurada

Como jefe de las 91 divisiones aliadas se hallaba el general  Eisenhower, descendiente de una familia judía que en el siglo XVIII había emigrado de Alemania debido a la hostilidad que los judíos sufrían por parte de los nacionalistas alemanes. Jacobo Eisenhower y la pequeña Rebeca crecieron y se casaron en Estados Unidos y fueron los abuelos de Dwight , que en el siglo XX habría de regresar a Alemania como vengador de sus antepasados. 

Esas 91 divisiones contaban además con una poderosa quinta columna en Francia para facilitarles el avance. Los franceses comunistas, degaullistas y giraudistas se unificaron poco antes de la invasión y organizaron 900 grupos de saboteadores, espías y guerrilleros. Desde 1942 los aviones aliados arrojaban equipo bélico a ese movimiento de resistencia, que para 1944 ya tenía de sesenta mil a noventa mil enrolados. 
Recién iniciada la invasión, los alemanes capturaron el puesto de comando de un Cuerpo Americano y se quedaron sorprendidos al encontrar ahí un mapa en el que figuraban todos los dispositivos alemanes de defensa, con líneas de comunicaciones, cuarteles, etc. 
El propio general Eisenhower escribió: "Los hombres de Francia libre habían sido de valor inestimable en la campaña en toda Francia. Estuvieron particularmente activos en Bretaña; pero en cada porción del frente obtuvimos la ayuda de ellos en múltiples formas. Sin ella, la liberación de Francia y la derrota del enemigo en el Occidente de Europa habría costado muchísimo más". 

La noche del 5 al 6 de junio de 1944 llovieron 11,000 toneladas de bombas sobre los contingentes alemanes en la costa francesa de Normandía, en tanto que las flotas inglesa y norteamericana se aproximaban a la costa y con el fuego de sus cañones protegían el desembarque de los atacantes. Había un total de 4,266 naves, incluyendo las de guerra y los transportes. Los alemanes disponían en la zona de invasión de 42 pequeñas embarcaciones torpederas y de algunos submarinos que se consumieron en los primeros seis días de lucha. Contribuyeron a hundir 64 barcos aliados y a averiar 106. Con las primeras luces de la madrugada una flota de más de mil planeadores y transportes condujeron hasta la retaguardia del frente alemán, a 20,000 soldados y paracaidistas, provistos de armas automáticas, cañones ligeros y unidades blindadas. 
La operación se realizó bajo un techo de 2,000 aviones de caza y coordinadamente miles de saboteadores franceses volaban puentes y cortaban comunicaciones entré 35 puestos alemanes de mando. Los aliados utilizaron en la invasión un total de 12,837 aviones, 7,428 eran bombarderos y 5,409 eran cazas). La Luftwaffe disponía entonces de un total de 3,222 aparatos, pero en el sector de la invasión sólo había 100 cazas y 219 de otros tipos. Por cada avión alemán en el aire había 20 de los aliados. Las aviaciones de Roosevelt y Churchill hicieron un derroche de fuego y concentraron ataques en masa hasta sobre pequeños contingentes enemigos; por ejemplo, en Noly le Sec el bombardeo fue tan vasto que resultaron destruidas 3,800 viviendas y hubo 15,000 víctimas francesas, de un total de 23,000 habitantes.

De entre los bosques y las ruinas surgieron las diezmadas unidades alemanas, primero para limpiar su retaguardia de paracaidistas y saboteadores y luego para lanzarse contra los contingentes de invasión. EI centro de gravedad de las 14 divisiones británicas se descargó hacia el empalme de Caen. 
Churchill anunció gozosamente que la vanguardia de sus tropas blindadas había entrado ya en la población, pero poco después fueron arrojadas hacia la costa durante una terrífica batalla que se trabó al llegar la 12ª división panzer de tropas de asalto "Hiter Jugend", al mando del general Kurt Meyer, de 34 años de edad.

En la batalla de Caen los muchachos SS del movimiento "Juventud Hitleriana" se lanzaban "como lobos" sobre los tanques, según dijo un comandante británico al general inglés Desmond Young. "Nos veíamos obligados a matarlos contra nuestra voluntad", confesó. Tal era el fin de esa juventud que vivía los primeros y últimos días de su existencia rodeada de enemigos porque su patria había tenido la osadía de atacar al marxismo israelita del Oriente. 
Y al sur de Caen comenzaban a irrumpir las 60 divisiones norteamericanas. Sus embestidas hacia el interior de Francia también eran sangrientamente detenidas en la cabeza de playa. Veintenas de millares de jóvenes estadounidenses cambiaban su vida por palmos de terreno, todos los protagonistas de la batalla eran en realidad víctimas de un mismo drama de esfuerzo y sangre a lo largo de la costa francesa. Entre los muchachos alemanes que perecían en Francia frenando la invasión y los muchachos norteamericanos que morían por darle impulso había un punto de contacto y un común denominador de sus destinos: unos y otros caían por culpa del movimiento político judío. 
Y la diferencia sólo consistía en que mientras los alemanes sabían esto, los norteamericanos lo ignoraban y creían estar luchando por la democracia y la libertad; una libertad que Roosevelt, Stalin y Churchill ya habían convenido suprimir en Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía y toda la Europa Oriental. 

El único beneficiario de esa lucha era el marxismo israelita. El drama de los jóvenes norteamericanos que perecían en Normandía era una sarcástica paradoja. Muchos años antes el noble pueblo estadounidense había abierto los brazos de su hospitalidad a millares de hebreos; éstos habían prosperado en las ricas tierras de Norteamérica, pero usando de su astucia, aguzada en siglos de ejercicio, y abusando de la sencillez sin malicia del americano, le habían arrebatado ya el timón de su destino. Con Roosevelt en la Casa Blanca, el poder del judaísmo era tan grande que podía derramar pródigamente la sangre de los hijos de sus benefactores. Con vidas ajenas el judaísmo político realizaba sus afanes de venganza y de hegemonía mundial.


Los únicos beneficiados de la Segunda Guerra Mundial : Los Perversos Judíos

Tomado de Derrota Mundial.