jueves, 25 de abril de 2013

Violaciones en masa cometidas por el Ejército Rojo


Violaciones en masa cometidas por el Ejército Rojo


Las violaciones en masa cometidas por el Ejército Rojo fueron perversos actos de cometidos por el ejército comunista de la Unión Soviética al finalizar la Segunda Guerra Mundial, que con la invasión por parte de este de los países del Eje, perpetró la violación de 2.000.000 de mujeres alemanas por soldados soviéticos en su avance por el Tercer Reich, de las que un 10% fueron posteriormente asesinadas[1][2][3] 
Del total, 1.400.000 víctimas eran de las provincias orientales, 500.000 de la zona de ocupación rusa en Alemania y las 100.000 restantes en la capital, Berlín[4][5][6], donde hubo más ensañamiento en los días posteriores a la conquista, llegando a violar hasta 70 veces a la misma mujer[7][8]. 
Fueron tales las perversiones cometidas, que muchas de ellas intentaron matar a sus hijas para librarlas, así como la mayoría intentaron cortarse las venas.[9]

En Hungría hubo agresiones similares, así en Budapest fueron violadas por los rusos unas 50.000 mujeres [10][11]. 
También fueron víctimas de violaciones por soldados rusos, aunque resulte paradójico, mujeres de su mismo país, puesto que había sido ocupado anteriormente por los alemanes y esperaban ansiadamente una liberación, y que al final fue en muchos casos peor que su situación previa. Las violaciones también se repitieron en países como Bulgaria, Checoslovaquia, Polonia o Yugoslavia.

Mujeres alemanas violadas y asesinadas por los rojos



Historia de las mujeres alemanas violadas por los rusos soviéticos


"¡Maten! ¡Maten!. En la raza alemana no hay más que mal, ¡ni uno entre los vivos, ni uno entre los aun no nacidos, nada más que mal! Sigan los preceptos del camarada Stalin. Aniquilen a la bestia fascista de una vez por todas en su guarida. ¡Usen la fuerza y rompan el orgullo racial de esas mujeres alemanas! ¡Tómenlas como su botín de guerra! A medida que avancen, maten, nobles soldados del ejército rojo."
Comisario soviético judío Ilya Ehrenburg


Cobardes soldados soviéticos acosan a mujer alemana


Es uno de los dramas más trágicos y ocultos del siglo XX, pero ahora —medio siglo después— el libro de un historiador militar británico logró que muchas mujeres alemanas hablaran de él : los horrores vividos a manos de soldados soviéticos, que perpetraron violaciones en Alemania desde 1945 hasta 1949. La odisea de estas mujeres salió a la luz gracias a Anthony Beevor, cuyo libro Berlín: The Downfall, 1945 (Berlín: La caída, 1945) se convirtió en suceso. En su bestseller, Beevor —un ex soldado británico— usa material inédito de los archivos rusos de Moscú y describe el terrible sufrimiento de unas dos millones de mujeres y niñas alemanas. Entre las víctimas hubo mujeres que llegaron a ser figuras destacadas. Por ejemplo, Hannelore Kohl, esposa del ex canciller Helmut Kohl. La señora Kohl (se suicidó el año 2001) fue violada a los doce años, cuando ella y su mamá no pudieron escapar en un tren que iba a Dresden. El libro de Beevor tuvo una conmovedora recepción de las víctimas, muchas de las cuales viven en Gran Bretaña.
"Me habían ordenado enterrar a unos muchachos de la Juventud Hitleriana cuando ellos me encontraron",  dice Martha Dowsey.  "Seis soldados del Ejército Rojo con las caras tiznadas me tiraron al suelo junto a las tumbas y me violaron, uno tras otro" .  La mujer tiene ahora 81 años. Durante décadas, nunca había encontrado a nadie que creyera lo que le tocó vivir. Por años, se consideró que el Ejército Rojo era un grupo de héroes que había liberado a Alemania de los nacionalsocialistas. Para Martha no fue así.  "Eran agresivos, brutales. Nunca les conté esto a mis hijos;  y mi esposo sólo supo que me había pasado algo horrible.  Tuvo la delicadeza de no preguntar" ,  dice en su casa de un barrio del sur de Londres. Hace muy poco que Martha se armó de valor y habló. Y fue gracias al libro de Beevor.  Las víctimas —a quienes Beevor señala que los rusos consideraban "botín de guerra" con el que compensar los crímenes de la Wehrmacht en Rusia— iban de los 12 a los 80 años de edad o más. Una mujer alemana —Jutte, de Preston— le escribió a Beevor: "Muchas veces quise hablar de eso, pero sabía que nadie me creería o que interpretarían mi historia como un rapto de autocompasión. Lo que usted escribió es una forma de mostrar cómo se puede soportar el sufrimiento."

Una mujer a la que Beevor visitó en Berlín le contó que había matado a un soldado con su arma mientras él trataba de violar a su mamá. "Después —dice Beevor— me di cuenta de que el soldado la había violado a ella y que ella luego había armado la historia y trataba desesperadamente de creerla. " 
En sus cartas, las mujeres confirmaron lo que describe Beevor en el libro en el sentido de que, para evitar correr la misma suerte que sus vecinas, muchas mataron a sus hijas y luego se suicidaron. Para fines de la década de 1940 —las violaciones se sucedieron durante tres años o más— las tropas soviéticas habían sembrado desesperación. Según algunos informes, el 90% de las mujeres berlinesas había contraído enfermedades venéreas. Beevor cita declaraciones de un médico que le dijo que, de las aproximadamente 100.000 mujeres violadas en Berlín, un 10% murió, la mayoría por suicidios. La tasa de mortalidad del casi millón y medio de mujeres violadas en el este de Prusia, Pomerania y Silesia, dice, es más elevada. En el caso de las embarazadas, se estima que el 90% abortó. Las que optaron por seguir con el embarazo, dieron al bebé en adopción porque no soportaban la vergüenza. En 1946, el 3,7% de los niños nacidos en Berlín eran hijos de rusos.

Helke Sander, militante izquierdista alemana y autora de Liberador y liberado, una extensa investigación sobre las mujeres violadas que realizó en 1992, asegura que todavía se sienten las consecuencias. "Hay mujeres que nunca pudieron hablar de esto y cuyos maridos se los prohíben. También están sus hijos, que ahora descubren que son producto de una violación. Finalmente, están los que tratan de averiguar la identidad de sus padres" . 
Berlín: La caída, 1945, despertó indignación en Rusia. El embajador ruso en Gran Bretaña lo calificó de "acto de blasfemia". El libro se publicado en Alemania en setiembre (2002) , y ya le dijeron a Beevor que lo más probable es que desate una tormenta. El diario Die Welt dijo que es "un golpe épico" que revela "una crónica desconocida de las atrocidades cometidas cuando el Ejército Rojo avanzó hacia Berlín" . Luego del revuelo que el libro provocó en Rusia, Beevor está preparado para la posibilidad de que haya un incidente diplomático entre Berlín y Moscú.
 "Es un tema muy delicado, y el gobierno alemán se muestra renuente a desenterrarlo por temor a perjudicar la nueva relación que estableció con Putin y el Kremlin", dice.
También llegará al mercado alemán en momentos en que ese país se encuentra inmerso en un debate sobre la "normalización", mediante el cual trata de abordar su historia de manera más amplia. Die Welt señala que después de "medio siglo de frío interior" durante el cual Alemania trató de reflexionar y expiar su pasado nazi pero prestó muy poca consideración a las penurias que vivieron sus ciudadanos, el libro de Beevor demuestra que, para seguir adelante, los alemanes tienen que evaluar no sólo su papel de verdugos, sino también el de víctimas".


Hordas de "infrahombres" asiáticos


Beevor describió a las tropas soviéticas como "hordas de infrahombres asiáticos". En su libro "Berlín 1945 - La caída" se cita lo siguiente:
"Los temas centrales de esta obra -no por el lugar que ocupan en ella, sino por su amplitud- son cabalmente las brutales atrocidades cometidas por los soldados y oficiales soviéticos contra la población alemana, la resurrección de la imagen de las "hordas asiáticas", que la propaganda alemana martilleó en las cabezas de los alemanes, así como más tarde lo hizo un pequeño grupo de historiadores neonazis, de los que Alemania se separó ya hace tiempo. La principal conclusión del libro, a partir de la cual el autor conduce la totalidad de sus discusiones sobre el tema de las brutales atrocidades cometidas por los militares soviéticos, y especialmente las violaciones de mujeres alemanas, se resume en este párrafo: "La imagen de soldados portando antorchas en llamas encima de rostros de mujeres refugiadas en un bunker, seleccionando a sus víctimas, es característica de la totalidad de los ejércitos soviéticos que participaron en la batalla de Berlín."[12]


Violadas por el ejército ruso


Esta horripilante realidad, jamás al igual que los crímenes cometidos por los nazis o los japoneses podrá ser justificado a los ojos de la historia. La violación sistemática de las mujeres alemanas es sin duda uno de los hechos más negros de la historia contemporánea a la par que menos conocido. Sirva este artículo publicado en el mundo a modo de introducción para ampliar la información e iniciar el topic.
El diario se descubrió entre las ruinas en llamas de Berlín, totalmente arrasada por el choque de dos ejércitos poderosos y desesperados. No había ningún nombre escrito en la portada, pero entre todas las historias de privaciones y luchas, una revelaba el infierno de una guerra que se acercaba a su apocalíptico final. La autora, una joven alemana, describía cómo había sido violada por los soldados del Ejército Rojo, que avanzaba ávido de tomar la ciudad y de vengarse de los alemanes.

"Cierra los ojos, aprieta los dientes, no digas nada", garabateó la mujer, recordando cómo se había inducido al silencio para soportar la agresión. "Pero cuando la ropa interior cae rasgada y los dientes rechinan involuntariamente, la última prenda... Estoy paralizada. No siento asco, sino una completa frialdad. Es como si mi espalda estuviera helada. Estoy mareada, tengo frío en la nuca. Antes de marcharse extrae algo del bolsillo y lo lanza sobre la mesa sin decir palabra; aparta la silla y sale dando un portazo. Ha dejado un paquete de tabaco arrugado. Es la propina".

Ha habido que esperar hasta ahora, 60 años después de que se produjera la violación de esta mujer anónima, para que se conozca la verdadera dimensión de la campaña de violaciones perpetrada por el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. El escritor británico Antony Beevor, ex oficial del Ejército cuya reconstrucción de la batalla de Stalingrado se convirtió en un éxito de ventas, está a punto de publicar un libro sobre la caída de Berlín. Al buscar entre archivos soviéticos, cuyo acceso había estado vedado a los historiadores hasta hace poco, Beevor descubrió una tormenta de venganzas que le dejó "totalmente consternado".

Se cree que unos dos millones de mujeres fueron violadas, agredidas o asesinadas por los soldados del Ejército Rojo en su avance sobre Alemania, pero el libro de Beevor revelará horrores aún mayores. "Cuando el Ejército Rojo llegó a Berlín, los soldados ya consideraban a las mujeres una especie de botín carnal", afirma. 
Y agregó: "Creían que podían hacer lo que quisieran, ya que estaban liberando Europa".
En algunos casos las mujeres de una calle entera fueron violadas: abuelas, embarazadas, incluso mujeres que se encontraban en su lecho de muerte. Según el representante del Vaticano en Berlín, en octubre de 1945, seis meses después del final de la guerra, miles de mujeres permanecieron semanas escondidas en los tejados para eludir los saqueos y registros de los escuadrones del Ejército Rojo quienes, cuando se emborrachaban, avivaban su apetito sexual.
"Han violado a mujeres de entre 10 y 70 años, e incluso a algunas de hasta 75 años", aseguraba el representante del Vaticano. Beevor ha descubierto aspectos todavía más siniestros: los rusos violaron incluso a reclusas liberadas de los campos de concentración, mujeres esqueléticas, vestidas de harapos. "Esto echa por tierra la idea de que los soldados sólo utilizaron la violación como una forma de venganza contra los alemanes", afirma. Sus comentarios ya han provocado polémica. El embajador ruso en Londres ha acusado al escritor británico de "blasfemar" contra el pueblo ruso. "Es una injuria contra el pueblo que salvó al mundo del nazismo", ha declarado indignado esta semana Grigory Karasin.


También moribundas

En la aldea de Dahlem, recuerda una mujer, "los rusos se colocaron en fila delante de un grupo de mujeres. Ni siquiera se daban cuenta de que algunas estaban agonizando, porque habían ingerido veneno o sufrían hemorragias internas. Los soldados les abrían la boca a la fuerza y las obligaban a tomar bebidas alcohólicas".
Anna Seddig, una joven de Prusia oriental que intentaba escapar de la guerra encinta y con su hijo de un año, Siegfried, fue otra víctima de los rusos. "Una noche, cuando buscábamos un lugar para refugiarnos, nos topamos con un grupo de soldados. Nos iluminaron con una linterna. Uno me dijo: "Te vamos a llevar a un lugar donde podrás pasar la noche. Era un refugio antiaéreo. Ahí me violaron, uno tras otro. Era como si estuviera muerta, tenía calambres por todo el cuerpo. Sientes repugnancia, sólo sientes repugnancia. Éramos blancos legítimos para los rusos. No sé cuántos hombres había, 10, 15...".

Muchos han intentado ocultar lo ocurrido. Cornelius Ryan, autor de The Last Battle, donde narra la caída de Berlín, descubrió que tras publicarse el libro en 1966 algunos editores lo presionaron para que eliminara pasajes como el siguiente: "Mientras continuaba la batalla, se producía otra ofensiva salvaje. Era encarnizada, personal. Las hordas rusas que llegaban tras los disciplinados veteranos del frente exigían el derecho de los conquistadores: las mujeres de los conquistados" . 
Úrsula Roester dormía en el sótano de una casa de Zehlendorf junto con sus padres, sus hijas gemelas de seis años, y Bernard, su hijo de siete meses, cuando cuatro soldados rusos golpearon la puerta con la culata de sus fusiles". Registraron el refugio. Un soldado ruso encontró un frasco de perfume francés. Lo destapó, lo olió y lo derramó sobre su uniforme. Otro encañonó a los padres e hijos de Úrsula y los encerró en el sótano. A continuación, los cuatro se turnaron para violarla".
"Al día siguiente, a eso de las seis de la mañana, Úrsula estaba amamantando a su bebé cuando otros dos soldados rusos entraron en el sótano". Intentó escapar por la puerta con su bebé en brazos. Pero estaba muy débil. Uno de los rusos le quitó el bebé y lo colocó en su cochecito. El otro la miró y sonrió. Ambos la violaron...".
El legado de la campaña de violaciones del Ejército Rojo es imperecedero. Hanna Gerlitz, esposa de un banquero de Berlín, fue violada por seis soldados rusos delante de su marido. "Cuando terminaron", recuerda, "dispararon sus fusiles al aire. Las otras personas que estaban en casa creían que me habían asesinado, hasta que les grité: "Estoy bien. Ya todo ha acabado" . Después tuve que consolar a mi esposo y ayudarlo a recobrar el valor. Lloraba como un niño" .
El viaje hasta este infernal crisol de crueldad ha resultado traumático para Beevor, y le ha hecho pensar: "He llegado a la conclusión de que ante la falta de disciplina militar un hombre armado, deshumanizado tras dos o tres años de guerra, se convierte en la mayoría de los casos en un violador en potencia".


Referencias

1 'They raped every German female from eight to 80'
2 Red Army troops raped even Russian women as they freed them from camps
3 Richard Overy, Russia's War: Blood upon the Snow (1997).
4 Helke Sander and Barbara Johr. BeFreier und Befreite. Krieg, Vegewaltigung, Kinder Fischer Taschenbuch Verlag (2005), ISBN 3-596-16305-6
5 Franz W. Seidler and Alfred M. de Zayas. Kriegsverbrechen in Europa und im Nahen Osten im 20. Jahrhundert Hamburg-Berlin-Bonn (2002), ISBN 3-8132-0702-1 (German)
6 Dokumentation der Vertreibung der Deutschen aus Ostmitteleuropa, 5 Bde, 3 Beihefte, Bonn 1953-1961
7 Antony Beevor, Berlin: The Downfall 1945, Penguin Books, 2002, ISBN 0-670-88695-5
8 William I. Hitchcock The Struggle for Europe The Turbulent History of a Divided Continent 1945 to the Present ISBN 978-0-385-49799-2 (0-385-49799-7), see also from chapter one
9 Antony Beevor publica el libro: "Berlín" sobre el final de la II Guerra Mundial
10 Mark, James "Remembering Rape: Divided Social Memory and the Red Army in Hungary 1944-1945" Past & Present - Number 188, August 2005, pp. 133
11 "The worst suffering of the Hungarian population is due to the rape of women. Rapes - affecting all age groups from ten to seventy are so common that very few women in Hungary have been spared." Swiss embassy report cited in Ungváry 2005, p.350. (Krisztian Ungvary The Siege of Budapest 2005)
12  Beevor, Antony. Berlín 1945 - La caída, pág. 326.

Fuentes

Diario Clarín (Argentina), 4 de julio de 2002
El Mundo, 3 de febrero de 2002

miércoles, 24 de abril de 2013

La Jaula de Londres : Tortura al estilo de los aliados


La Jaula de Londres : Tortura al estilo de los aliados



La jaula de Londres fue un centro secreto de tortura operado por Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. Funcionó entre los años 1940 y 1948. Durante la guerra sirvió para obtener información estratégica sobre el enemigo y una vez finalizado el conflicto, se lo utilizó para lograr que los acusados firmaran sus confesiones por crímenes de guerra, algunas de las cuales fueron presentadas en los Juicios de Núremberg. Así lo reveló el periódico londinense The Guardian, luego de realizar una minuciosa investigación en documentos provenientes del Archivo Nacional, que corroboran lo escrito en sus memorias por Alexander Scotland, el militar británico que estuvo al mando de ese establecimiento durante la guerra.

Kensington Palace Gardens, números 6, 7 y 8, también conocido informalmente como La jaula de Londres, está compuesto por tres mansiones, propiedad de la corona británica, en un exclusivo barrio al oeste de Londres.


Valor histórico

La importancia de la investigación realizada por The Guardian es invaluable desde el punto de vista histórico ya que proporciona nueva evidencia que no estaba disponible en el pasado y que nos permite revisar la historia y cuestionar las conclusiones basadas en supuestas confesiones de prisioneros de guerra en manos de los Aliados. Debe comprenderse la diferencia entre la aparición de casos de tortura aislados, llevados adelante por individuos particulares; y la institucionalización de la tortura, es decir, el uso de la tortura como política de estado. Esto último pone en tela de juicio toda la evidencia y testimonios entregados por unos gobiernos que lejos de buscar la verdad, se han dedicado a producir evidencia a su favor por intereses políticos. La credibilidad de las pruebas generadas por quienes aplican esos métodos está muy en tela de juicio.


La investigación

Por medio del escrutinio de miles de documentos almacenados en el Archivo Nacional, así como los archivos del Comité Internacional de la Cruz Roja en Ginebra, The Guardian ha establecido lo que le ocurrió a los prisioneros en la Jaula de Londres, así como a muchos otros. Las instalaciones fueron utilizadas para la tortura de un vasto número de soldados y oficiales alemanes, que según el periódico británico, fueron sometidos sistemáticamente a enfermizos tratamientos. En total 3.573 hombres pasaron por el centro, contra la gran mayoría de los cuales había escasa o nula evidencia y sin embargo se estima que mas de 1.000 fueron persuadidos de firmar confesiones sobre presuntos crímenes de guerra. La brutalidad no acabó al terminar la guerra, porque a los prisioneros militares se les unieron un número indeterminado de civiles capturados que fueron trabajados psicológicamente en el establecimiento e interrogados hasta 1948.


Organización

La Jaula de Londres dependía de la división de inteligencia MI19 y estuvo bajo las órdenes del teniente coronel Alexander Scotland, que tenía experiencia en interrogatorios durante la Primera Guerra Mundial, a raíz de la cual fue condecorado con la Orden del Imperio Británico. En 1939, a sus 57 años de edad y estando en retiro, fue llamado especialmente para encargarle el trabajo, debido a su demostrada efectividad para obtener información de los prisioneros. Tenía a su servicio aproximadamente diez oficiales, más una docena de interrogadores e intérpretes y una dotación de guardias seleccionados sobretodo por su altura y características físicas. La Jaula tenía capacidad para alojar hasta 60 prisioneros a la vez y disponía de 5 salas de interrogatorios. El teniente coronel escribió en sus memorias, que ahora forman parte del archivo británico: "Si algún alemán tenía alguna información que nosotros deseáramos, se le extraería invariablemente mediante un largo proceso". En febrero de 1946, Scotland fue condecorado con la Estrella de Bronce por su trabajo al frente de La Jaula de Londres.


Técnicas utilizadas

Además del abuso físico y psicológico de los detenidos, según los documentos desclasificados se les sometía al hambre hasta convertirles en "esqueletos vivientes" y se les privaba del sueño durante largos períodos de tiempo. La información se obtenía mediante choques eléctricos, palizas hasta dejarles "al borde de la muerte", administración de drogas para hacerles hablar; y un trabajo psicológico que incluía el amenazar a los prisioneros con ejecutarles en el acto o someterles a operaciones quirúrgicas innecesarias. El cabo segundo Tony Whitehead, que sirvió como consultor en psiquiatría para el ejército británico, escribe en sus memorias que tuvo la oportunidad de ingresar al centro de interrogatorios acompañando a un sargento de las SS de carácter dominante que iba a ser interrogado. Tres días mas tarde, cuando volvió para recoger a su prisionero, el hombre estaba totalmente sometido desde el punto de vista psicológico. Casi no levantaba la mirada y a partir de entonces se refería a el como "señor". El cabo inglés escribe que no sabe que le habrá pasado a ese hombre en tan corto período de tiempo.


Testimonio de prisioneros

The Guardian cita una serie de testimonios entre los cuales se cuentan las declaraciones del famoso capitán de las SS Fritz Knoechlein en los Juicios de Núremberg, acusado de dar la orden de ejecutar a 124 prisioneros británicos durante la retirada de los Aliados hacia Dunkerke en 1940. Fue interrogado en La Jaula de Londres en 1946 y posteriormente denunció haber sido torturado por diversos métodos, que incluyeron reiteradas palizas, el ser quemado con una estufa, privación del sueño durante largos períodos, etc. Cuando estando detenido se quejó por primera vez ante Alexander Scotland, fue torturado nuevamente y sostiene que le recomendaron no volver a presentar quejas. La Oficina de Guerra llegó a la conclusión de que había suficiente evidencia para comenzar una investigación pero que eso solo acabaría retardando la ejecución del acusado. En 1949 Knoechlein fue ejecutado utilizando una confesión probablemente obtenida bajo tortura.
Similares acusaciones de tortura fueron presentadas en 1947, cuando 21 funcionarios de la Gestapo y policías fueron enjuiciados por la muerte de 50 oficiales de la Real Fuerza Aérea que intentaron escapar de un campo de prisioneros cavando un túnel y fueron capturados. Se advirtió a la corte que les juzgaba en Hamburgo, que muchos de los acusados habían sido torturados en la Jaula de Londres. Entre los mismos, se encontraba Erich Zacharias, un sargento de la Policía de Fronteras de la Gestapo. La única evidencia en su contra era su confesión. La MI5 la investigó utilizando las memorias de Scotland y llegó a la conclusión de que el acusado la había firmado solo después de haber sido trabajado psicológicamente en el centro de torturas. Zacharias insistió en que fue víctima de abusos físicos para que firmara. Sin embargo, 20 de los acusados fueron convictos y 14 ejecutados en la horca, entre ellos Zacharias.
En uno de los testimonios de prisioneros que forman parte de los Archivos Nacionales, un periodista alemán de 27 años, que fue interrogado en La Jaula, declaró que anteriormente había pasado 2 años como prisionero de la Gestapo y ni siquiera en una ocasión le trataron tan mal como lo hicieron los británicos.

Prisioneros alemanes en manos de los británicos. Fotografías pertenecientes al Archivo Nacional, obtenidas por The Guardian invocando el Acta de Libertad de Información. Las mismas fueron eliminadas poco después por la Oficina de Relaciones Exteriores y fue necesaria una apelación presentada por el periódico para obligarles a volver a incluirlas en el archivo



Investigación de la Cruz Roja

A diferencia de lo que ocurría en los campos de concentración del Tercer Reich, tanto los soviéticos como los británicos intentaron evitar la indiscreta mirada de la Cruz Roja en determinados establecimientos.
A finales de 1946 el conocimiento de los métodos utilizados en La Jaula de Londres era mas extendido dentro del ejército y empezó a causar incomodidad en los cuarteles a orillas del Rin. Por aquel entonces, la Cruz Roja se enteró de la existencia de La Jaula, solo porque su ubicación fue incluida por error en una lista de campos de prisioneros enviada a dicha organización. El nombre del desconocido campo de prisioneros llamó la atención y en marzo de 1946, un inspector de la Cruz Roja golpeó a la puerta en dos ocasiones, pero se le ordenó que se marchara. En un largo memorándum a la Oficina de Guerra, Scotland se refirió a la divulgación de la ubicación del centro que el dirigía y explicó que había identificado al hombre culpable de esa torpeza y tomado las medidas para que algo así no volviera a ocurrir. También insistió en la necesidad de que la Cruz Roja no fuera admitida porque sus prisioneros eran también civiles que estaban con las fuerzas armadas y en ningún caso, según el, estaban protegidos por la Convención de Ginebra. Argumentaba que si se pretende permitir inspecciones habría que enviar a los acusados de crímenes de guerra a campos en Alemania, en condiciones mas discretas, para ser interrogados ahí con métodos policiales, en lugar de aplicarles los principios de la Convención de Ginebra. A lo que agrega...

“ El secreto mecanismo que nosotros empleamos para confirmar la fiabilidad de la información obtenida, debe ser retirado de La Jaula antes de dar permiso de admisión para inspeccionar el edificio. Ese trabajo llevará un mes en completarse. ”

The Guardian comenta que no está claro que clase de "secreto mecanismo" quería ocultar Scotland de la Cruz Roja.
No fue hasta 18 meses mas tarde cuando los inspectores pudieron entrar al establecimiento. Encontraron poca evidencia incriminatoria pero, según se registró en subsecuentes informes, los 10 prisioneros en peores condiciones físicas habrían sido trasladados a otros campos de prisioneros la noche anterior a la inspección y había evidencia de que todo prisionero que registrara una queja en presencia de los inspectores, habría sido objeto de represalias.
A pesar del creciente número de quejas recibidas sobre La Jaula de Londres, el Comité Internacional de la Cruz Roja eventualmente decidió no hacer nada a través de "canales oficiales", asegurando que su cierre era inminente y porque temía que cualquier acción que tomara pudiera ir en perjuicio de las personas aún detenidas ahí.
A medida que el uso de La Jaula fue disminuyendo en la pos guerra, los interrogatorios se derivaron a centros de internamiento en la Alemania ocupada, donde hay evidencia de que los prisioneros recibieron un trato aún peor. Mucha de la documentación al respecto permanece siendo confidencial. Sin embargo, un campo en la zona ocupada por los británicos pasó a la notoriedad cuando al menos dos alemanes internados ahí, murieron de hambre, de acuerdo con la investigación de una corte, mientras que otros dos murieron a tiros por ofensas menores.

Alemanes en un campamento de prisioneros en Francia. Fotografía proporcionada por la Cruz Roja Internacional


Revelación de la existencia del centro

Entre los documentos del Archivo Nacional se cuenta un borrador de las memorias de Alexander Scotland. Cuando en 1950, el hombre que estuvo al frente de La Jaula de Londres quiso publicar un libro que incluía detalles de como se obtenían las confesiones en el centro de torturas, produjo un escándalo en la Oficina de Guerra de su país. El solo hecho de enviarles una copia para que fuera sometida a censura, hizo que el gobierno movilizara todos sus recursos para impedir su divulgación. En un primer momento, algunos oficiales le suplicaron que se deshaga del manuscrito. Cuando esto no dio resultado, se le amenazó con ser procesado por revelar secretos de estado. Se realizó un allanamiento en su casa de retiro, en Bourne End, Buckinghamshire. La Oficina de Exteriores del gobierno británico urgió a la no publicación del libro ya que a su juicio, este podría ser usado por "agitadores" para defender a "criminales de guerra" (cargo que, paradójicamente, fue demostrado con ayuda de los turbios procedimientos ya mencionados). 
La MI5 consideró que las actividades llevadas a cabo en el centro de detención, violaban la Convención de Ginebra. El libro fue finalmente publicado, solo después de quitarle todo el material comprometedor, proceso que duró unos siete años. El hecho de que en ningún momento, Scotland temió ser llevado a juicio o procesado por los abusos y no fue posible hacerle desistir de la publicación de su libro por medio de amenazas, pone en evidencia que el militar podría haber poseído importante información que involucrara a sus superiores.

Fuentes

The Guardian: Secrets of the London Cage
The Guardian: The interrogation camp that turned prisoners into living skeletons

martes, 23 de abril de 2013

Hanns Scharff el amable interrogador nazi


Hanns Scharff el amable interrogador nazi.



Hanns-Joachim Gottlob Scharff (16 de diciembre de 1907 – 10 de septiembre de 1992) fue un interrogador alemán miembro de la Luftwaffe. Sus contemporáneos se refieren a el como el "Maestro interrogador" por su método para obtener información y confesiones de los prisioneros sin utilizar la violencia. Los excelentes resultados que obtuvo pronto hicieron que sus métodos fueran adoptados por otros interrogadores. Al finalizar la guerra, Scharff es invitado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos a dar conferencias sobre interrogación y testimonios de primera mano sobre sus experiencias. El ejército luego incorporó algunos de esos métodos, los cuales se enseñan aún hoy en día. Según el historiador Julian Putwoski, fue el primero que sistematizó la amabilidad como método para obtener información, una técnica todavía vigente para interrogadores como el exagente del FBI Ali Soufan.



Hanns Scharff


Historia

Durante la guerra, muchos pilotos aliados (o terrorfliegers, como los llamaban los nacionalsocialistas) capturados en territorio alemán fueron llevados a Dulag Luft, un campo de detención de prisioneros de guerra y unidad de interrogatorios de la Luftwaffe cerca de la ciudad de Oberursel.
Allí eran confinados en celdas de aislamiento. A pesar de las recomendaciones de la Convención de Ginebra, les esperaba un trato duro. Podían enfrentarse a que les arrancaran las uñas.
Pero los pilotos se sorprendían al encontrarse al Obergefreiter (rango del ejército alemán) Hanns Scharff, que hablaba un inglés fluido gracias a su experiencia como empresario en Sudáfrica antes de la guerra.
Interrogador autodidacta, Scharff usaba la conversación amable en lugar del castigo físico para lograr que los prisioneros aliados revelaran algo más que los habituales nombre, rango y número de serie.
Comenzaba siempre haciendo sus deberes meticulosamente: antes de empezar una sesión de interrogatorio, revisaba toda la información disponible, y se familiarizaba con las circunstancias personales y de servicio del piloto en cuestión.


Una araña que espera en la tela

El método Scharff, si puede llamarse así, se basaba en la premisa inicial de que era mejor cooperar con la Luftwaffe en lugar de ser tratado como espía y entregado a la Gestapo, la policía secreta.
Aunque algunos prisioneros mantuvieron la boca cerrada, Scharff se rehusó con firmeza a la coerción física. En lugar de tenazas para arrancar información, Scharff obtenía lo que él y sus superiores querían jugando con la sensación de aislamiento del cautivo y con su inseguridad psicológica.
Cuidadosamente, iba desplegando los pequeños fragmentos de información que había aprendido previamente, y así creaba la ilusión de que ya lo sabía todo sobre las actividades del piloto. Así, el prisionero podía revelar secretos militares incluso sin darse cuenta.

"Yo era como la araña sentada en su tela, con todo los elementos que podía utilizar a la mano, excepto la brutalidad"  : Hanns Scharff, para la documental  "Interrogadores sin tenazas"  de Julian Putwoski, emitida por BBC.

Según el relato de quienes fueron interrogados por Scharff, el oficial alemán le daba la vuelta a la relación normalmente hostil entre interrogador e interrogado, y conducía sus sesiones con paciencia y suavidad.


Paseos al zoológico

Incluso aparentaba ser el mejor amigo de sus interrogados y organizaba actividades especiales fuera del campo de prisioneros.
Una vez, permitió a uno de los aliados pilotar un caza alemán. También se aseguraba de que los retenidos compartieran las abundantes comidas de los pilotos alemanes, que recibieran tratamiento médico y que visitaran el zoológico local.
Después de comprometerse a no hacer ningún intento de escapar, los prisioneros podían realizar paseos por los bosques de Oberursel, con Scharff como acompañante y guía.
Deambulando entre esos senderos al aire libre, conversaban sobre la flora y la fauna, o sobre otros temas ligeros, como por ejemplo, las costumbres sociales de estadounidenses y británicos.


El libro de visitas del buen interrogador

Los exprisioneros no recuerdan haber discutido nada que tuviera alguna relevancia militar con Scharff, pero en realidad, el alemán estaba todo el tiempo dirigiendo un informal pero sistemático interrogatorio y recolectando información útil de inteligencia.
Los interrogados llegaban incluso a revelar sin darse cuenta detalles sobre regímenes de entrenamiento, planes de operaciones, datos sobre armas, bombas, capacidad aérea, maniobras tácticas, indicativos y frecuencias de radiocomunicaciones.
Y antes de partir con destino a otros campos de prisioneros, además, firmaban voluntariamente el libro de visitas del interrogador.
Allí expresaban que se habían sentido tratados de manera profesional y hospitalaria.
Scharff, por su parte, afirmaba que haciéndose amigo de los prisioneros de guerra podía obtener información de hasta el  90% por parte de ellos.
Esta era una afirmación audaz, pero lo cierto es que Scharff era un muy buen interrogador.


Clases de  "buenas prácticas"  de interrogatorio

Después de la guerra, se instaló en Nueva York y pronto comenzó a asesorar al Pentágono.
En la década de 1950, apareció en diarios y revistas como  "maestro interrogador" , sus antiguos enemigos se volvieron sus amigos y los exprisioneros de guerra comenzaron a recibirlo de buen agrado en sus reuniones.
Pero las actividades de Scharff en Estados Unidos también incluyeron informes para la fuerza aérea de Estados Unidos, y clases de técnicas no coercitivas de interrogatorio para agencias de seguridad e inteligencia.
Su nombre no fue citado en el debate público sobre la moralidad de las llamadas  "técnicas mejoradas de interrogatorio"  autorizadas por el presidente estadounidense George W. Bush e infligidas a los supuestos terroristas detenidos en la cárcel de Abu Ghraib, en Guantánamo y en los Centros clandestinos de detención de la CIA.
Sin embargo, en la actualidad algunos interrogadores estadounidenses como Ali Soufan, que critican la eficacia de las técnicas utilizadas en la guerra contra el terrorismo, han revivido el interés en la experiencia de Scharff en la Segunda Guerra Mundial.


Fuentes

Hanns Scharff, el amable interrogador nazi
Biografía de Hanns Scharff

jueves, 18 de abril de 2013

Heinrich Severloh La Bestia de Omaha Beach

Heinrich Severloh La Bestia de Omaha Beach


Heinrich "Hein" Severloh nació el 23 de junio de 1923 en Metzingen, Alemania y murió el 14 de enero de 2006 en Lachendorf. Fue un soldado alemán de la 352ª División de Infantería estacionado en Normandía durante la invasión aliada.
El 6 de junio de 1944, durante la Operación Overlord, marcando el comienzo de la invasión aliada del continente europeo, Severloh ganó notoriedad operando una ametralladora MG 42 en el "Nido de Resistencia 62", WN62 (en alemán: Widerstandnest 62) sobre el sector "Easy Red" de la playa de Omaha, donde mantuvo fuego continuo desde la seis de la mañana hasta la tres de la tarde. El WN62 fue uno de los últimos y posiblemente, el último, punto de resistencia alemana sobre la playa de Omaha. Severloh disparó un mínimo de 12.000 balas con la MG 42, además de unas 400 balas con dos carabinas Mauser Kar 98k mientras esperaba el enfriamiento de los cañones de la ametralladora. Los cálculos sobre las bajas causadas por Severloh durante estas nueve horas varían grandemente, pero aún los más conservadores le atribuyen más de 1000 bajas aliadas. Otros cálculos le atribuyen haber matado hasta 2000 soldados estadounidenses. A pesar que estas acciones le hicieron ganar -por parte de la prensa aliada- el sobrenombre de "La Bestia de Omaha", Severloh cumplió su deber de soldado defendiendo a su país.

Heinrich Severloh 

Servicio en la Wehrmacht

Heinrich Severloh entró al servicio militar el 23 de julio de 1942. El 9 de agosto de ese mismo año fue estacionado en Francia con el 321º regimiento de artillería donde fue entrenado como mensajero montado.
En diciembre de 1942 fue transferido al frente ruso, donde fue asignado a la retaguardia conduciendo un trineo tirado por caballos. En octubre de 1943 asistió a clases de entrenamiento en Brunswick y al terminar, en diciembre de 1943, fue nuevamente transferido a Francia, esta vez siendo asignado a la 352ª División de Infantería. Antes de la invasión vivía en casa de una familia francesa.


6 de junio de 1944

Poco después de la medianoche, Severloh fue despertado por su superior, el teniente Bernhard Frerking, que le informó que la invasión aliada comenzaba. Se trasladaron al "Nido de Resistencia 62" (WN62), un emplazamiento abierto, rodeado por alambre de púas y una fosa anti-tanques, además de túneles fortificados. Estaba 25 metros sobre la playa, a una distancia de entre 600 a 150 metros de la orilla, según la marea. En total había 30 hombres en el WN62 en la mañana del 6 de junio de 1944.

El armamento incluía dos ametralladoras MG 42 y dos morteros de fabricación checa. El teniente Frerking le indicó que no abriera fuego hasta que los soldados que desembarcaran tuvieran el agua hasta las rodillas. Aviones aliados fueron asignados para bombardear la playa a las cinco de la mañana, pero debido a la poca visibilidad las bombas cayeron tierra adentro.

A las seis de la mañana las primeras naves de desembarco aparecieron bajo la playa de WN62. Este era el sector "Easy Red" de la playa de Omaha en los planes aliados. Severloh abrió el fuego con la ametralladora MG 42 y permanecería en éste puesto hasta casi las tres de la tarde. Durante el curso del día, uno a uno los hombres del WN62 fueron heridos y evacuados o abandonaron su puesto. En dos ocasiones Severloh tuvo que tomar refugio en el búnker fortificado debido a ataques con granadas y en una ocasión la fuerza de una explosión lo sacó del emplazamiento. La segunda ametralladora en el WN62 fue dañada por fragmentos de granada durante la mañana, por lo que Severloh operó la única MG 42 en el sector la mayor parte del tiempo. Solo contaba con un cañón de remplazo, por lo que mientras esperaba que los cañones de la ametralladora se enfriaran, disparaba con una carabina Mauser Kar 98k. La carabina se calento tanto, que se dañó y tuvo que ser remplazada.

Durante la última hora, solo quedaban tres hombres en WN62; el teniente Frerking, Severloh y un soldado desconocido que ayudaba a cargar la ametralladora y cambiar los cañones. Heinrich Severloh dice que permaneció en su puesto hasta el final, a pesar de estar herido, por lealtad al teniente Frerking, al que no quería dejar solo y al quien describió como un oficial honorable. Cerca de las tres de la tarde el teniente Bernhard Frerking se dio cuenta que las tropas americanas ya estaban disparando desde los flancos y que estaban prácticamente rodeados, por lo que ordenó que se retiraran. Mientras corrían por un campo abierto, el teniente Frerking fue alcanzado por las balas y cayó muerto. El soldado desconocido caería muerto más tarde, tierra adentro. Severloh fue capturado por tropas americanas en la madrugada de 7 de junio.

La ametralladora de Severloh tenía asignada un parque de 12.000 balas. Se ignora sí en el curso del día recibió más munición, pero es de suponer que la munición que aún quedaba de la segunda MG 42 que fue dañada por granadas durante la mañana, fue también utilizada por Severloh. En todo caso, disparó un mínimo de 12.000 balas, pues cuando Frerking dio la orden de retirarse ya no quedaba munición para la ametralladora. También disparó unas 400 balas con la carabina Mauser Kar 98k.


MG 42


Posguerra

Severloh fue trasladado como prisionero de guerra al área de Boston, Estados Unidos. Temiendo represalias, Severloh mantuvo en secreto sus acciones en WN62 durante su cautiverio. En mayo de 1946 fue trasladado a Inglaterra donde trabajó en construcción de caminos. Finalmente fue repatriado a Alemania en 1947.
Severloh mantuvo en secreto de sus acciones en la playa Omaha hasta una edad avanzada, cuando un reportero investigativo le preguntó directamente si era él a quien la prensa oficial denominaba como la "Bestia de Omaha". Colaboró con el reportero, que escribió un libro sobre WN62. Heinrich Severloh murió en un asilo de ancianos cerca de Celle en 2006.

Fuentes

Heinrich Severloh: WN 62 - Erinnerungen an Omaha Beach Normandie, 6. Juni 1944, Hek Creativ Verlag, 2006.

Hitlers Krieg Der Spiegel No.2/2005 pgs. 156-157


miércoles, 17 de abril de 2013

Karl-Heinz Rosch el Soldado de la Wehrmacht honrado en Holanda


Karl-Heinz Rosch el Soldado de la Wehrmacht honrado en Holanda



Karl-Heinz Rosch




En la ciudad holandesa de Goirle, un artista local quien en el pasado fue miembro del consejo de la ciudad, lideró  con éxito la recaudación de una suma de dinero que permitió erigir una estatua de un héroe improbable: un soldado de la Wehrmacht destacado en Goirle durante la Segunda Guerra Mundial.

Escultura Homenaje a Karl-Heinz Rosch

El casco de acero es inconfundible: la Wehrmacht. La mayoría de los holandeses lo pueden reconocer de inmediato. Y pese a las objeciones, los ciudadanos holandeses han recogido miles de euros para el monumento controversial, bajo la premisa de que no se está honrando a la Wehrmacht, sino más bien a la humanidad de un joven soldado alemán, según ha expresado el líder de la iniciativa del memorial, Herman van Rouwendaal.

El 6 de octubre de 1944,  solo tres días después de su cumpleaños número 18,  Karl-Heinz Rosch se encontraba en una granja junto a su pelotón, cuando fueron atacados. Un bombardeo de la artillería británica hizo blanco en la granja y los soldados alemanes se refugiaron en un sótano.

Rosch, sin embargo, notó que dos niños, hijos de los granjeros, seguían jugando al aire libre, sin darse cuenta del peligro. Ante esta situación, Rosch dejó el sótano, corrió al patio y tomó a los niños debajo de los brazos, arrastrándolos a la seguridad de la planta baja de la casa.

Cuando Rosch salió corriendo de nuevo para ocupar su puesto al otro lado del campo, el joven soldado fue alcanzado por una granada, la cual le ocasionó la muerte instantánea, en el mismo lugar en que estaban los niños.

El artista local Riet van der Louw creó un modelo de arcilla de Rosch salvando los niños, y el miembro del consejo Herman van Rouwendaal solicitó a la ciudad una aportación de 9500 euros para costear el bronce. Debido a que la ciudad se negó a pagarlos, el dinero se recolectó de fuentes privadas para financiar la estatua del que es probablemente el héroe de guerra de Holanda más improbable.

Los padres y abuelos de Karl-Heinz vivieron en la extinta Alemania del Este. Una visita a la granja familiar donde estaba su sepulcro fue imposible. Años más tarde, el padre de Karl-Heinz visitó la granja, aunque no se le dijo acerca de la gesta heroica de su hijo. Este hecho se mantuvo secreto dentro de la familia holandesa durante 60 años debido al miedo que sentían a las represalias a manos de la gente del pueblo. No fue hasta que los niños rescatados, en su adultez, revelaron la historia y la hicieron pública. Los familiares de Karl-Heinz fueron contactados y se le informó acerca de la gesta heroica de Rosch. Por desgracia, los padres y abuelos del joven soldado nunca conocieron la historia. Karl-Heinz fue enterrado en el cementerio de guerra alemán en Ysselsteyn.

Tumba de Karl-Heinz Rosch

viernes, 12 de abril de 2013

Operación Market Garden-Batalla de Arnhem


Operación Market Garden-Batalla de Arnhem


Mapa de Operaciones
Referencias Mapa


La Operación Market Garden, también conocida como la Batalla de Arnhem, fue el mayor fracaso militar de los aliados en la contienda contra el Tercer Reich. El objetivo principal de la operación era hacerse con una serie de puentes estratégicos que aseguraban el paso hacia Alemania.
El 17 de septiembre de 1944, tropas aerotransportadas aliadas realizaron una invasión aérea en territorio holandés (ocupado por Alemania), intentando de esta forma penetrar en las líneas germanas (por su retaguardia) y desarticular su sistema defensivo, ya bastante deteriorado. Esta invasión la realizaron la Primera División Airborne (la favorita de Montgomery), la 101 y 82 divisiones aerotransportadas (americanas) y el 30a. El Cuerpo de Ejército Británico fue el responsable de abrir una brecha en las líneas alemanas en el sur holandés a fin de comunicarse y unirse a las fuerza aerotranportadas aliadas. El epicentro de la ofensiva fue la ciudad holandesa de Arnhem, cercana a la frontera alemana y punto neurálgico de las comunicaciones, por la convergencia de carreteras y su proximidad a los puentes más importantes del Rhin, último paso hacia el Reich alemán.
La ocupación se planeaba hacer con fuerzas aerotransportadas combinadas con unidades blindadas terrestres. Una vez ocupados estos puentes, se crearía un corredor a través del cual las fuerzas aliadas podrían cruzar el río Rin, la última barrera natural antes de entrar en Alemania. El alcance de la Operación Market Garden la hace comparable con el desembarco de Normandía. La Operación estaba planeada para dar el golpe definitivo a Alemania que pusiera fin a la guerra en 1944.
Los aliados consiguieron tomar exitosamente los primeros puentes, pero el resultado global de la Operación fue un rotundo fracaso, al no poder ocupar el puente final en Arnhem. La contraofensiva alemana destruyó la 1ª División Aerotransportada Británica, además de causar más bajas a los Aliados de las que tuvieron durante la invasión de Normandía. La derrota aliada es considerada la última de las grandes victorias tácticas del Tercer Reich en la campaña occidental y alargó la guerra en Europa casi un año más.

Paracaidistas aliados.

Antecedentes

A finales de la Segunda Guerra Mundial, los países aliados llevaron a cabo la Operación Overlord, que comenzó la invasión aliada por el norte de Europa. Overlord pretendía cerrar el cerco a Alemania por el Frente Occidental, mientras el ejército soviético avanzaba hacia Alemania desde el Frente Oriental. Esta operación militar comenzó el 6 de junio de 1944, con el desembarco de Normandía, y continuó hasta llegar a París el 25 de agosto de ese año. El éxito de Overlord permitió a los aliados establecer una cabeza de playa en el norte de Francia, donde podrían recibir suministros desde ultramar, y desde allí avanzar sobre Alemania y poner fin a la guerra.

Estado de las fuerzas alemanas

El ejército alemán sufrió cuantiosas pérdidas durante el desembarco de Normandía y en las batallas que le siguieron. En dos meses, las tropas alemanas en Francia tuvieron más de 20.000 muertos, casi 200.000 desaparecidos o prisioneros y casi 70.000 heridos, viendo sus fuerzas de infantería reducidas a menos de la mitad. Las fuerzas supervivientes se retiraron a través de los Países Bajos y el este francés, pretendiendo alcanzar la frontera alemana a finales de agosto de 1944. A lo largo de 630 km de esta frontera se encontraba trazada una línea defensiva llamada Muro del Oeste (apodada Línea Sigfrido por los aliados). Las tropas alemanas suponían que estarían a salvo una vez consiguieran atravesar la Línea Sigfrido.
Durante la retirada, los alemanes trataban de reorganizarse sobre la marcha, pensando que el enemigo los perseguía de cerca. Atravesar Francia no era fácil, pues los partisanos franceses hacían lo posible por dificultar la retirada alemana, con estrategias que iban desde tender un cable en la carretera para derribar soldados, o llenar la vía con clavos, hasta emboscadas organizadas donde soldados alemanes eran capturados o muertos. Adicionalmente, las tropas alemanas tenían dificultades para conseguir alimentos en Francia. La retirada a través de los Países Bajos fue menos difícil. La población era allí era amigable y las tropas avanzaban más 

Situación previa a la batalla

La semana transcurrida entre el 10 y el 17 de septiembre de 1944 fue decisiva para que los alemanes pudieran reorganizarse y proveerse nuevamente de equipos.[2] Varios batallones y agrupaciones se reorganizaron por completo, dividiéndose e integrándose en otras unidades, de acuerdo a las posibilidades de la situación. Por ejemplo, el Batallón de Ingenieros 9 SS de Hans Möller reunió a los 90 hombres que habían sobrevivido a la retirada y se organizó como un pelotón de infantería de emergencia. Algunas veces era la improvisación quien dominaba el proceso de reorganización; otras, era la naturaleza del equipo bélico que les llegaba, pues a veces se veían provistos con armas antitanques, lanzallamas o algún otro tipo de armamento.

Días antes, y sin saber de la invasión a Arnhem, el Comandante del II Cuerpo Panzer SS, Wilhelm Bittrich, ordenó a la 10ª División Panzer SS Frundsberg que estableciera la retaguardia al oeste de Maastricht. En su camino, la División descubrió un tren abandonado que estaba cargado con cuarenta piezas de artillería pesada, y en Maastricht reunió varias unidades de soldados alemanes que se habían desbandado. Bittrich ordenó a la División ir hacia Arnhem, a donde llegaron con sus nuevos refuerzos humanos y materiales. La 9ª División Panzer SS Hohenstaufen participó en actividades semejantes cerca de Nimega y se reunió con su División hermana en Arnhem. Entre las dos divisiones sumaban de seis a siete mil hombres.[3]
El 15 de septiembre, la Wehrmacht capturó al espía doble holandés Christiaan Lindemans. Este informó a los alemanes que un ataque aliado por tierra tendría lugar el 17 de septiembre. La noticia no sorprendió a los alemanes, pues para ellos el ataque era inminente. El espía, aunque no conocía los planes aerotransportados, informó también que un ataque con paracaidistas tendría lugar el mismo día en Eindhoven. Los alemanes no le encontraron sentido a esta afirmación, ya que Eindhoven podía ser tomada por los aliados con una simple operación terrestre, así que descartaron el informe.

Heroísmo

Si la Operación Market Garden daba resultado, la línea defendida por las valerosas tropas paracaidistas alemana se derrumbaría inmediatamente ante el bloqueo de los abastecimientos y de las comunicaciones.
Producida la invasión, las únicas tropas alemanas que se encontraban en el sector y disponibles fueron inmediatamente enviadas al combate, a pesar de que ninguna contaba con más de 25% de efectivos completos. Dichas unidades eran la 9ª División Panzer SS Hohenstaufen y la 10ª División Panzer SS Frundsberg, componentes del Segundo Cuerpo de Ejército SS. La primera se dirigió inmediatamente a Arnhem, mientras que la segunda, sobrepasando la ciudad nombrada, se dirigió inmediatamente al sector de Nimega, defendiendo los puentes aledaños.


De izquierda a derecha, el teniente coronel Walter Harzer, a cargo de la IX División SS "Hohenstauffen", y el capitán Víctor Gräbner, comandante del batallón de reconocimiento de división, muerto en acción en el puente de Arnhem, el 17 de septiembre, cuando intentaba forzar el paso hacia el Sur


Bajas de ambos lados

Los combates por el control de la ciudad de Arnhem, en poder de las tropas angloamericanas, son duros y las bajas de ambos lados muy importantes, a pesar de la superioridad terrestre y aérea aliada. Cabe destacar que la 9a. División SS no contaba, al comienzo de la lucha, con más de 2.500 efectivos y cuatro cañones de la D.C.A, ya que había sido muy desangrado en Normandía y sus posteriores combates, durante la retirada en Francia, encontrándose cerca de Arnhem para su reorganización. Aun así y gracias a los constantes envíos de elementos por parte de los Servicios de Trabajo, Volksturm y la Hitlerjugend, Luftwaffe, etc.,  la 9a. División consigue con el pasar de las horas y los días, elevar a 5.000 el número de combatientes. Los ataques y contraataques están a la orden del día, siendo muy común que distintas posiciones pasasen de una mano a otra y en cuestión de minutos. En cierto momento del combate fuerzas germanas consiguen capturar el libro de claves de los ingleses, con lo que pueden en adelante interceptar los mensajes de los aliados. Es así que "erróneamente" la R.A.F. envía generosos paquetes con municiones, alimentos y medicamentos a las líneas alemanas.


Camaradería

Con el transcurrir de los días las fuerzas inglesas van siendo rechazadas de la ciudad y comienzan a escasear medicamentos en los hospitales aliados, tanto es así que el Mayor General Urqhart, solicita de las tropas alemanas una tregua. Inmediatamente los médicos de la SS corren en ayuda de los heridos ingleses. Más de los dos mil soldados aliados son salvados. Este hecho tan importante jamás fue olvidado y concluída la contienda, los sobrevivientes, representados por sus jefes de división, enviaron sendas notas donde se agradecía al comandante de la 9a. División Hohenstaufen y al jefe de los servicios sanitarios.

Fin de la contienda

El 26 de septiembre de 1944, alrededor de las 9 de la mañana la calma se ha establecido en Arnhem y sus alrededores, cuando los alemanes toman posición de ambas orillas del Rhin. La batalla de Arhem ha concluido. Las tropas SS cuentan 8.000 prisioneros, treinta cañones antitanques, numerosas piezas de artillería, 250 vehículos de todas clases, depósitos de armas, de material y de víveres y casi mil planeadores de transporte. La Primera División Airborne ha tenido mil quinientos muertos y la R.A.F. ha perdido cien aviones. La Waffen SS por su parte ha perdido entre muertos y heridos, más del 50% de sus hombres. Esta batalla, una más de las libradas por la Waffen SS será siempre recordada por amigos y enemigos.


Resultado de la operación

Los objetivos de la Operación Market Garden no fueron cumplidos. Los Aliados fracasaron en retener una cabeza de puente sobre el Rin; no lograron rodear la Línea Sigfrido, ni estaban en condiciones de intentar un avance por el Ruhr. Nimega, Oosterbeek y Arnhem fueron devastadas, y los ejércitos de ambos bandos quedaron exhaustos y diezmados. Market Garden es considerada una extraordinaria victoria táctica del Tercer Reich y la mayor catástrofe que las fuerzas estadounidenses y británicas habían recibido. Optimista, Montgomery consideró que, de cualquier modo, la Operación fue exitosa en un 90%, ya que se habían cumplido todos sus objetivos excepto conquistar el puente de Arnhem y ahora el frente aliado contaba con una cabeza de puente en Nimega. Pero el historiador estadounidense John Warren, considerando que el resto no valía nada sin Arnhem, dijo que los Aliados habían logrado "un corredor de 80 km que no lleva a ningún lado".[4]

Referencias

1 Entrevista de Robert Kershaw a Joseph Enthammer, 15 de junio de 1987, de Kershaw, R. It never snows in September, p. 15.
2 Entrevista con Alfred Ziegler en 1987. Kershaw, R. op. cit., p. 47.
3 Tieke, W. op. cit., p. 301.
4 Warren, John C. Airborne Operations in World War II, European Theater. US Air Force, Historical Division, Washington, D.C., 1956; p. 146.

martes, 9 de abril de 2013

Udo Walendy , revisionista.


Udo Walendy



Udo Walendy (nacido en Berlín, el 21 de enero de 1927) es un político científico alemán, conocido por su labor como difusor del Revisionismo Histórico y su posición respecto de que Alemania no fue la única responsable de la Segunda Guerra Mundial.

Biografía

Hacia finales de la Segunda Guerra Mundial fue conscripto y sirvió en el ejército de su país como un niño soldado.
Finalizó sus estudios en 1946 y asistió a la escuela de periodismo.
De 1950 a 1956 residió en Alemania Occidental y estudió ciencia política en la ciudad de Berlín, donde obtuvo su diploma. Mas tarde trabajó como director de una escuela técnica que enseñaba diferentes oficios en el pueblo de Herford; y como líder empresarial de una asociación de empleadores en la ciudad de Bielefeld. Paralelamente a su trabajo, supervisó la publicación de varios libros revisionistas del Holocausto.
En 1964 publicó su propio libro revisionista que tituló "La verdad para Alemania - El asunto de la culpabilidad por la Segunda Guerra Mundial".
En 1979 el gobierno incluyó su libro en una lista de material peligroso, prohibiendo su publicidad y el acceso del material a los jóvenes. Fue necesaria una batalla legal de varios años hasta que finalmente esa restricción fue levantada en 1994. La Corte Constitucional Federal, dictó sentencia en el sentido de que los derechos del acusado estaban siendo violados y que su obra era defendible desde el punto de vista académico.
En 1997, fue encarcelado durante 15 meses por crimen de pensamiento, debido a que había publicado en alemán, libros de otros autores que cuestionan el Holocausto judío, como por ejemplo "¿Murieron realmente seis millones?"  de Richard Harwood o  "La fábula del Holocausto"  de Arthur Butz. A su salida de prisión, fue electo presidente del Partido Nacional Demócrata, en Alemania.
En 1999, la propiedad de su casa editorial fue transferida a su esposa, en el marco de una intensa campaña de acoso legal en su contra, que incluyó numerosos encarcelamientos sin fianza por cargos etiquetados como "incitación al odio".
En 2001, un nuevo intento por censurar su libro "La verdad para Alemania", fue abandonado por parte del gobierno, debido a que se estimó que tendría escasas posibilidades de éxito.
Dentro de su actividad como revisionista ha mantenido una relación estrecha con la organización revisionista belga conocida por su sigla VHO (Vrij Historisch Onderzoek) la cual mantiene en Internet las versiones en alemán de muchos de los libros que ha publicado.

Descarga de libros comentados en este artículo, versión española, en formato Adobe Acrobat (PDF)

La fábula del holocausto, por Arthur Butz 
http://www.vho.org/aaargh/fran/livres2/butze.pdf

Murieron realmente 6 millones?, por Richard Hardwoow 
http://www.vho.org/aaargh/fran/livres5/harwoodes.pdf


viernes, 5 de abril de 2013

4 Mil Sepulturas en Maleme


4 Mil sepulturas en Maleme.



Mapa Isla de Creta - Operación Mercurio

Tras la victoria alemana en Yugoslavia y Grecia, los británicos se retiraron a
la isla de Creta, en la cuál proyectaban erigir bases aéreas contra las bases
alemanas de la Europa Sudorienta y, eventualmente desquiciar el
abastecimiento de petróleo del Reich bombardeando los campos petroleros de
Rumanía. El general Freyberg se hizo cargo del mando aliado en Creta. Aunque
por el momento el peligro era insignificante, Hitler vio con inquietud ese amago
al flanco derecho de su proyectada invasión de Rusia. Alentado por el general
Kurt Student, comandante del 11o Cuerpo Aéreo, accedió a un peligroso intento
de capturar Creta desde el aire.

Como los preparativos se hicieron forzosamente en Grecia, el espionaje aliado
tuvo oportuno conocimiento de ellos. El 17 de abril (1941)  Churchill ordenó al
general Wavell que se previniera para preservar a Creta. 28.600 soldados
británicos se parapetaron en la isla, al lado de otros 28.000 soldados griegos.
Este total ,de 56.600 hombres disponía de artillería, cuerpos de tanques y
vehículos dé transporte, por lo cual parecía suicida cualquier ataque de
paracaidistas, cuyo número necesariamente tenía que ser muy inferior y
prescindir de armas pesadas y de autotransportes. Hitler mismo abrigaba
muchas dudas sobre la suerte del ataque.

El general Freyberg, comandante de la guarnición aliada de Creta, comunicó al
Alto Mando inglés, el 5 de mayo : "No puedo explicarme la nerviosidad; no me
preocupa lo más mínimo un ataque aerotransportado". Mostraba más
preocupación por una invasión naval, pero la Real Armada había ya descartado
esa posibilidad. Quince días más tarde —el 20 de mayo-, la séptima división de transporte por
aire, que era la única con que contaba Alemania, emprendió una de las más
arriesgadas acciones militares de todos los siglos. Cinco mil paracaidistas fueron
arrojados ese día por la Luftwaffe cerca de las tres principales bases militares de
Creta: Maleme, Retimo y Heraklión. Después de un ataque de 640 aviones, cinco
mi| miembros del movimiento nacional-socialista de Hitler arrostraron con fanático espíritu de lucha la tarea de atacar a una guarnición enemiga de 56.600 hombres, dotada de armas pesadas y firmemente acantonada en sus defensas. La desproporción era tan grande que el general Freyberg, comandante aliado en Creta, había dicho:
"No me preocupa lo más mínimo un ataque aerotransportado".

El propio Mando Alemán tenía profundas dudas acerca del éxito del asalto y se
abstuvo de dar a conocer su iniciación. Refiriéndose a esa acción de guerra, el
capitán británico  Liddell Hart escribió: "Hace diez años ocurrió la hazaña más
pasmosa y audaz de la guerra. Fue también a más sorprendente de todas las
operaciones aerotransportadas". (1)

La lucha librada el 20 de mayo tuvo excepcionales características de violencia.
La capacidad de fuego de la guarnición superaba varias veces el relativamente
débil fuego de los atacantes. El Regimiento de Asalto de los paracaidistas
alemanes luchó desesperadamente por la base aérea de Maleme; sufriendo
pérdidas que podían haber arredrado a cualquier otro cuerpo de combate, ganaba terreno milímetro a milímetro.
La proclama del teniente coronel Von der Heydte a su regimiento de asalto
estaba teniendo validez en la prueba de fuego: "Yo exijo de cada soldado la
plena renuncia a todo apetito personal. Quien ha jurado servir la bandera de
Prusia, ¡ya no posee nada suyo! Porque de la abnegación y renuncia de la
condición individual es de donde surge la auténtica personalidad marcial! ... Todo
soldado tiene que aprender a creer en la victoria, hasta si en ciertos momentos
pareciera inconcebible".


Coronel Von der Heydte


El segundo día de la batalla Churchill pudo dar un informe optimista en la
Cámara de los Comunes y anunció que : "la mayor parte de los paracaidistas
había sido aniquilada". Los supervivientes luchaban sin desmayo, pero se creía
poderlos dominar. También el Cuartel General Británico del, Medio Oriente siguió
confiando en la victoria otros dos días más.
"La noche del 20 al 21 de mayo —dice el general Student, comandante de los
paracaidistas alemanes— fue crítica para el Mando Alemán. Tuve que tomar una
grave decisión. Decidí emplear la masa de las reservas de paracaidistas, con que
todavía contaba, para la ocupación final del aeródromo de Maleme. Si el
enemigo hubiese hecho un contraataque organizado durante esa noche o en la
mañana del 21 de mayo, probablemente hubiese tenido éxito en derrotar los
muy abatidos y exhaustos restos del regimiento de asalto, máxime que éste
sufría de una terrible escasez de municiones".


General Kurt Student


Ese regimiento se enfrentaba con el valioso regimiento de asalto de las tropas
escogidas de Nueva Zelandia y con otros contingentes británicos. Al siguiente
día las mermadas reservas de paracaidistas capturaron en parte el aeropuerto y
el pueblo de Maleme y esa misma tarde llegó de refuerzo el primer batallón
alpino alemán, a bordo de 500 transportes y planeadores. Ciento cincuenta de
ellos fueron derribados o se accidentaron al bajar, pero lo más crítico de la
batalla había pasado ya.
Sin embargo, miles de paracaidistas habían muerto. En el momento supremo
se inmolaron resueltamente conforme a su propio canto de guerra: "Alemania
debe vivir aunque nosotros tengamos que morir".
Cierto que en todas las batallas hay en mayor o menor grado ese espíritu de
sacrificio, pero no una certidumbre tan palpable de que la muerte es ineludible
como la que afrontaron los paracaidistas en esa lucha excepcionalmente
desigual.

El mismo Churchill confiesa en sus Memorias: "Puede decirse que la batalla
de Creta fue única. El cuerpo aéreo alemán representaba la llama del
movimiento juvenil de Hitler y era una encarnación ardiente del espíritu
teutónico del desquite por la derrota de 1918... La flor y nata de la virilidad
alemana estaba expresada en esas tropas paracaidistas de los nazis, valientes,
bien entrenadas y completamente fanáticas. Ningún ataque de los lanzados por
los alemanes había sido más atrevido ni más implacable".

Por su parte, la guarnición aliada combatió con coraje, y del coraje pasó a la
rabia, al ver cómo aquel puñado de jóvenes soldados iba arrebatándole la isla
que había considerado inexpugnable. El Alto Mando Alemán denunció que las
tropas aliadas no estaban haciendo prisioneros a los paracaidistas cercados,
inermes o heridos, sino que los descuartizaban a bayonetazos; violando las leyes
de la guerra —decía— se había hecho fuego contra los paracaidistas antes de
que llegaran a tierra. Para aminorar este riesgo, la Luftwaffe hacía vuelos casi
rasantes y arrojaba a los soldados desde muy poca altura, apenas para dar
tiempo a que sus paracaídas se abrieran.

"Muchos—dice Liddell Hart— fueron muertos o heridos por accidentes en los
aterrizajes, pero aquellos que sobrevivieron eran los más fieros combatientes,
mientras sus adversarios numéricamente superiores no estaban tan altamente
adiestrados". Los paracaidistas contaban con recibir armas pesadas y refuerzos
por mar, pero las pequeñas embarcaciones mercantes que llevaban esos refuerzos
carecieron del apoyo de la flota italiana —que no se atrevió a acercarse
al combate— y la flota británica se dio gusto cazando lanchones. En esa
operación murieron ahogados 800 soldados alemanes que trataban de llegar a
Creta, y 1.500 tuvieron que regresarse a Grecia.
Carentes de marina en el Mediterráneo, los alemanes sólo pudieron lanzar
su aviación contra la flota británica, y en rabiosos ataques de venganza
hundieron a los destructores:  "Herward", "Kelly", "Greihound" y "Kashmir" y a los
cruceros:  "Gloucester" y "Fiji" , además de averiar gravemente a 4 cruceros más y
a los acorazados:  "Warspite" y "Valiant". Los ingleses perdieron dos mil marinos.

Su Flota del Mediterráneo, maltrecha, tuvo que retirarse el 23 de mayo. Pero ni
ese triunfo alentó a la escondida flota italiana. El séptimo día de lucha el comandante británico en Creta, general Freyberg, informó a Churchill: "En mi opinión las tropas bajo mi mando han llegado al
límite del sufrimiento... Nuestra posición aquí es insostenible".
 Liddell Hart comenta que "ese veredicto, viniendo de un soldado como el general Freyberg,
poseedor de la Cruz de la Victoria, no fue refutado". Churchill accedió a la
retirada por mar, la cual se inició la noche del 29 de mayo, exactamente diez
días después de que principió el ataque alemán. 16,000 soldados aliados fueron
evacuados de Creta y 11.000 de ellos lograron llegar a Egipto; 2.000 perecieron
en los ataques aéreos alemanes a la Flota Británica en retirada. El resto de la
guarnición (40.000 hombres) cayeron prisioneros en |a isla. En las Memorias de
Churchill estas cifras son menores porque sólo aluden a los efectivos y a las
bajas de los ingleses, australianos y neozelandeses, que eran 28.600, y no
incluye a las dos divisiones griegas compuestas de otros 28.000 soldados.
Para el día 29 en que se inició la retirada de los británicos, los alemanes ya
habían logrado llevar un total de 22.000 hombres, pero los que estuvieron en lo
más crítico de la lucha, los que con sus vidas hicieron posible la victoria,
reposaban para siempre en 4.000 sepulturas cerca de Maleme.

El escritor norteamericano Robert E. Sherwood dice: "La derrota que los
paracaidistas alemanes infligieron a los ingleses fue una de las más aplastantes
y humillantes de la guerra". Sin embargo, no es ése el significado de la batalla
de Creta; su real significación, su verdad histórica, es el coraje militar con que el
ejército alemán sacudió de uno al otro confín de Europa las garras con que los
protectores judíos del marxismo querían asirlo por la espalda y por los flancos
para retardar y aminorar su golpe contra la URSS.



Los soldados alemanes muertos en las nieves de Noruega fueron la Muralla con
que el Ejército Alemán guardaba el flanco izquierdo de su futura ofensiva contra
la URSS; los cadáveres dejados en los campos de Francia protegían la retaguardia de esa misma ofensiva; y las 4.000 sepulturas de Maleme, en Creta, eran simbólica muralla del flanco derecho. El auténtico frente el frente de la cruzada que desde 1919 proclamó Hitler contra el marxismo israelita apuntaba hacia el  Oriente bolchevique. Después de Creta... ¡Rusia!

Tomado de Derrota Mundial edición 42 , Salvador Borrego

1. Cómo se Perdió Creta.—Capitán Liddell Hart.